Si nos ponemos a contar las películas gore y de terror que se han rodado con un presupuesto irrisorio, es posible que tardásemos días enteros en repasarlas todas. Tenemos el ejemplo de Peter Jackson, cuya opera prima ‘Mal Gusto’ costó cuatro perras; ‘El proyecto de la bruja de Blair’, que a pesar de su bajo coste consiguió una enorme recaudación en taquilla; o cualquier de las películas de la productora Troma. En estos filmes, los directores tienen que exprimirse la mollera para suplir la falta de capital con ingenio y muchas triquiñuelas. Pero el caso más sorprendente que he visto hasta ahora es el de Mark Price, un joven director galés que ha creado ‘Colin’, su propia película de zombis, con un presupuesto de apenas 45 libras (unos 53 euros).
Parece increíble, pero es así. Para empezar, todos los actores que aparecen en el film son amigos del director, que junto con esta labor, se ha encargado también del guión, el montaje y la producción. Según Price, este diminuto presupuesto se destinó «a comprar té, café… y palancas», herramientas que por lo visto tienen un papel importante en la historia. El resto se grabó con los pocos medios que tenían: un par de cámaras domésticas para la grabación y un ordenador con el programa Adobe Premier 6 para realizar el montaje.