El protagonista de esta historia es un individuo bajito, miope, poquita cosa que dirían algunos, pero a pesar de todo tiene su corazoncito. Y es que a pesar de llevar una vida gris e insulsa, Elvio Guastavino ha encontrado el amor, encarnado en la figura de Luisita. Lástima que esta que podría ser la historia de amor perfecta, comienza truncada ya desde el principio por un pequeñito detalle: Luisita es una muñeca.
Y esto es sólo la punta del iceberg de todo lo que se esconde tras la fachada de soseras e inocentón que tiene Elvio, como comprobaremos en el viaje a lo más recóndito de su mente que emprenderemos desde las primeras páginas de ‘La herencia del coronel’. Así, el retrato de este personaje retorcido y traumado es uno de los principales alicientes del cómic, aunque no el único.
Junto al ahínco de Elvio por conseguir a Luisita, los autores nos harán retroceder en el tiempo para conocer la crueldad de los militares durante los años en que Argentina estuvo bajo su yugo, las secuelas que estas acciones dejaron en el país y en sus ciudadanos, así como un fresco poblado por personajes a cual más extravagante (¡impresionante la niña Felicitas!).