La Alicia de Tim Burton ha despertado grandes expectativas desde que empezaron a filtrarse las primeras imágenes por la red, y por fin, tras un retraso de un mes sobre la fecha prevista inicialmente, la película llegará mañana a las salas españolas. ¿Conseguirá satisfacer al público? Por mi parte, y antes de entrar en un análisis más detallado, puedo anticipar que la película me dejó un buen sabor de boca, aunque tiene varios defectos que le impiden convertirse en la genialidad que muchos esperábamos.
De hecho, el arranque de la película es bastante flojo, con nuestra Alicia, ya crecidita, asistiendo a una fiesta organizada por una familia ostentosa y acomodada retratada de una forma un tanto esperpéntica, pero excesivamente tópica. Estas primeras escenas y las últimas del metraje son los añadidos que hace la película a la historia original de Carroll y no sólo no aportan nada al personaje, sino que resultan un poco tediosas. Demasiado infantiloides, vaya.
Cuando arranca de verdad la película es cuando Alicia inicia por fin su viaje al mundo que está al otro lado de la madriguera, en donde empezamos a disfrutar del verdadero potencial del filme: su apartado gráfico. La forma en que Burton combina los escenarios y personajes ideados por Carroll con su propia estética, me parece estupenda. Los frondosos bosques en los que se interna la protagonista, el pomposo castillo de la Reina Roja, la caótica mesa donde el Sombrerero Loco disfruta de su hora del té… Sólo por ver estos escenarios cobrar vida, vale la pena acercarse a las salas de cine.