Habían sido ya varios los intentos en los que George Lucas había estado cerca de capturar el espíritu de la primera trilogía en forma de videojuego, pero faltaba un golpe de mano. Y eso es lo que llegó en 1992 con Super Star Wars. Se unieron muchos factores para conseguir un éxito tremendo, tanto en ventas como en crítica.
Para empezar, la experiencia adquirida en anteriores adaptaciones hizo que ya se supieran qué defectos había que evitar a toda costa. Por ejemplo: ser lo más fiel posible a las películas es algo que gustaba a quienes compraban los juegos. Además, tocaba ya hacer un juego completo, no uno que se basase sólo en alguna escena.