Existe en Japón, a los pies del monte Fuji, un profundo bosque llamado Aokigahara en donde se registra el índice más alto de suicidios de todo el planeta. Al parecer, muchos japoneses acuden allí cuando la desesperación puede con ellos y se quitan la vida. Este inquietante lugar ha servido de inspiración para que El Torres construya este guión que nada tiene que envidiar a las mejores historias del cine asiático de terror.
En primer lugar conocemos a Ryoko, una joven guardabosques muy aferrada a las tradiciones y con una extraña relación con los espíritus que rondan por Aokigahara. En paralelo nos encontramos con Alan, un extranjero afincado en Tokio que tiene una tormentosa historia de amor con una chica llamada Masami. Sus caminos terminarán cruzándose, y como era de esperar, de la peor manera posible.
Así arranca una magnífica historia de terror psicológico, cargada de sustos, y que se centra en una figura del folklore japonés, los onryo, espíritus vengativos que regresan al mundo de los vivos para saldar cuentas pendientes. La labor de documentación de los autores ha sido notable, si bien todos esos datos quedan al servicio de la narración y sobre todo de los personajes, que son el verdadero motor de este cómic.