Durante siglos, los vampiros han actuado en la clandestinidad, ocultos entre las sombras para poder atacar a las víctimas cuya sangre supone su principal fuente de alimento. Pero en el año 2019 las cosas han cambiado: ahora el planeta está habitado mayoritariamente por vampiros, que son quienes llevan las riendas de la sociedad. El mundo ha cambiado, y todos sus habitantes viven bajo el oscuro manto de una noche perpetua.
Pero existe un problema: la enorme escasez de sangre humana. Esta sociedad vampírica, tan similar a la nuestra en muchos sentidos, ha llevado al límite sus reservas de plasma, y sólo cuando su único medio de subsistencia empieza a peligrar, es cuando se deciden a tratar de encontrar un remedio. Los vampiros cuentan con granjas de humanos en las que literalmente les sacan hasta la última gota de sangre, pero los humanos se están extinguiendo y las cacerías a la antigua usanza (a pesar de contar con todos los medios militares y tecnológicos), son cada vez menos efectivas.
Nuestro protagonista, Edward Dalton (interpretado por Ethan Hawke), trabaja en una de estas empresas dedicadas a producir sangre, y ahora se encuentra embarcado en un proyecto para encontrar un sustitutivo artificial de la sangre humana. Edward odia su nueva condición vampírica, y su vida cambiará radicalmente cuando entre en contacto con un grupo de humanos que le ayudarán a encontrar una solución radical al problema del vampirismo.