Charles y Daniel Knauf han conseguido lo que parecía impensable: que los desastres y estropicios varios a los que se ha sometido al personaje de Tony Stark pudieran desembocar en una línea regular propia con algo de interés. Porque, de algún modo, Marvel ha descuidado a Iron Man justo antes de ponerle en el centro del huracán a partir de Civil War. Su línea mensual era de las más flojas y giros en la historia como Extremis tampoco funcionaron como era de esperar. Ahora que están los Knauf, sin embargo, parece que alguien quiere vovler a contar historias sobre el superhéroe de las mil armaduras.
El número 24 de las serie USA (el 9 en España) comienza desenredar la madeja que han ido recogiendo los hermanos guionistas en los últimos meses. Por todo su relato ha sobrevolado El Mandarín, la némesis más famosa de Tony Stark. Sólo que ésta vez por fin ha recuperado la sangre: el plan del villano tiene esta vez un sentido más allá de hacer el mal. Ya no sólo se trata de destruir el mundo y los Knauf convencen al presentar al Mandarín en su diálogo megalómano con Maya Hansen. Sus motivaciones son creíbles frente a las de un Tony Stark que vuelve a estar casi desnudo (adiós al cambio que le trajo el virus Extremis, veremos si dura o no).