Pasiones desatadas, luchas encarnizadas por el poder y las influencias, desencuentro de caracteres, fuertes personalidades, malvados propósitos, una infinidad de secretos y relaciones incestuosas en la ignorancia… ¡qué previsibles llegan a ser los culebrones de la tele, y qué adictivos son! ¿Quién no ha deseado ser el protagonista de uno de estos tortuosos guiones? (pfff… ¡yo!) Pues está al alcance de cualquiera, porque pensando en [modo irónico ON] lo aficionados que somos los roleros a este género [/modo irónico OFF], a algún lumbreras se le ocurrió que sería un pelotazo de ventas crear “Dallas: El Juego de Rol de Televisión“.
Hay que ponerse en situación… A finales de los 70, principios de los 80, los americanos descubrieron el género del culebrón televisivo de alto presupuesto. Interminables series de capítulos ambientados en grandes mansiones de lujo en los que los protagonistas se enfrentaban a los típicos problemas mundanos del día a día: que si tu rival quiere apoderarse de tus campos petrolíferos, que si el hijo bastardo de tu hermano perdido viene a reclamarte tus territorios con un testamento falsificado… ‘Dallas’ fue una de las series más carismáticas, con ese malote de ‘J.R. Ewing‘, con su sombrero tejano, maquinando contra todos.
La editorial SPI decidió que sería buena idea crear un juego de rol basado en la serie, compró los derechos a Lorimar, y puso su mejor empeño. Lo primero, es que no es un juego de rol al uso. Cada jugador interpreta a alguno de los personajes principales de la serie (¡me pido a J.R.! ¡yo a Sue Ellen!… es que no me lo imagino…), y debe tratar de conseguir puntos de victoria logrando determinados objetivos que sólo el jugador conoce.