La violencia más o menos explícita ha estado presente en las pantallas de cine desde los comienzos del 7º arte. Sin embargo, ya fuera por los tijeretazos de la censura o poruqe los directores eran más partidarios del terror psicológico, no fue hasta los años 60 que las pantallas se llenaron de plasma, vísceras y carnaza.
A partir de Blood Feast, dirigida por Herschell Gordon Lewis en 1963, el terror pasó a contar con un nuevo subgénero: el gore (que en inglés significa “sangre” o “entrañas”). Tras varios años dirigiendo nudies, Lewis se cansó de ver los atributos que tenían sus actrices por fuera, así que decidió abrirlas un poco en canal. La premisa era ofrecer al espectador escenas de violencia explícita siempre envueltas por un humor negro como el sobaco de un grillo.
Para esta lista, me he quedado precisamente con pelis gore humorísticas (que algunos etiquetan como Slapstick). Es decir, filmes psicotrópicos de serie Z plagados de látex, sirope de fresa y actuaciones lamentables. Vamos, pelis cojonudísimas. Para el gore serio, os recomiendo Nekromantik (abstenerse estómagos sensibles), Holocausto Caníbal y El más allá.