Los que somos aficionados al manganime y a los videojuegos nos pirra ver referencias de estos últimos en alguna obra del primero. En realidad no se centra exclusivamente en el manganime, sino en cualquier medio artístico que se precio, y a obras como Ready Player One o ‘Rompe Ralph‘ me remito. Somos así, puede que nos sintamos aislados en un hobby mal visto por parte de la sociedad y en el momento que esta nos guiña un ojo en forma de referencia nos gusta golpearnos el pecho y señalar con afecto después.
Pero en el caso del manganime hay algo muy distinto, Japón. El país creador de sus particulares visiones de cómic y animación es una sociedad que abraza el videojuego de una forma más amplia y desenfadada. Por supuesto hay gente que no soporta los videojuegos y gente demasiado apasionada con ellos, pero por lo general se comprueba a través de su particular mercado que los videojuegos están mucho más presentes en otros sectores, tanto artísticos como no.
‘Sword Art Online‘ viene a representar a dos de esos sectores. El primero, obviamente es el anime y el segundo es el de la literatura, ya que ‘Sword Art Online’ se publicó originalmente como una serie de novelas ligeras, una de las fuentes de las que beben los estudios de anime, en este particular caso A-1 Pictures (Valkyria Chronicles, Ao no Exorcist, Occult Academy).
El mundo de SAO es el de un MMORPG publicado en un futuro cercano. Para jugarlo no hace falta un ordenador al uso, sino que la tecnología ha avanzado lo suficiente para ofrecer una inmersión total en un entorno virtual gracias al NerveGear, un casco que absorbe las percepciones del usuario para ponerlas al servicio de un mundo de fantasía medieval.
A este mundo llega a parar Kazuto Kirihaya (Yoshitsugu Matsuoka) un estudiante que pasa las horas libres como beta-tester del juego y que se ha convertido en un adversario a temer. Pero lo que más deberán temer todos los jugadores será al creador del juego, un misterioso personaje que decide hacer la jugada más peligrosa para un jugador de MMORPG: impedir que cualquiera se desconecte de la partida hasta que el juego no sea completado y corresponder la muerte del avatar virtual con la del jugador real. Para reírse de Dark Souls.
Este detonante, que la verdad despierta algunas inquietudes a varios años vista, hace que los jugadores olviden completamente su yo real para centrarse en el mundo de SAO y así vencer al sistema, definición más que apropiada. Por supuesto Kazuto, que adopta el nombre de Kirito, no se quedará atrás y junto con la retahíla de aliados que encontrará en su camino, especialmente Asuna Yuuki (Haruka Tomatsu), deberá sobrevivir a la par que avanzar por los distintos niveles que componen el mundo de SAO.
Primero lo mejor, después lo peor
Antes de poder ver este anime fui advertido desde varios frentes que, si bien la primera mitad de los 25 episodios que lo componen son de gran calidad, la segunda parte hace decaer el nivel global hasta el betún más negro. Una vez visto por completo el anime, no creo que la cosas sea tan mala.
Como bien me decían, la primera parte de SAO es realmente deliciosa para todo aquel que haya jugado alguna vez a un MMORPG. Términos y conceptos como party, levelear, el chat o el inventario están más que presentes en este anime y son manejados de una forma más que coherente. Tanto es así que uno se imagina jugando a algo similar dentro de varias décadas, aunque esperando no acabar encerrado dentro.
Si el buen hacer de la primera parte de SAO sólo quedara ahí, la verdad es que la cosa no sería para destacar en exceso, pero lo cierto es que la historia, la motivación de los personajes y la relación entre ellos están cimentadas bajo acontecimientos creíbles (dentro de lo posible) y consiguen transmitir el cariño necesario para sentirse alineado con ellos. Incluso algunos villanos reciben su dosis de comprensión por nuestra parte al moverse por impulsos palpables más allá del «soy malo porque me han dibujado así».
Es esta precisamente la mayor tara que adolece a la segunda parte del anime, la cual abraza más clichés y hace gala de una menor imaginación, dejando todo el peso en Kirito y un nuevo personaje aquejado del fan-service que todo lo empaña. A pesar de este evidente bajón, notable en los primeros compases, hay ciertos momentos en los que la elaborada animación, unido al siempre elegante y sencillo diseño de personajes de Shingo Adachi, crea escenas realmente espectaculares.
Pero sí, reconozco que, aunque el daño no es tan dramático como me habían contado, la serie se resiente por esa segunda parte mucho menos inspirada y hace que ‘Sword Art Online’ sea un anime recomendado pero que de seguro se podría haber explotado mucho mejor partiendo de su genial planteamiento y la acertada ejecución de sus primeros episodios. Tal vez algún día podamos leer todas sus novelas y comprobar si es así.
Sword Art Online
- Estudio: A-1 Pictures
- Director: Tomohiko Itou
- Diseño de personajes: Shingo Adachi
- Voces: Yoshitsugu Matsuoka, Haruka Tomatsu, Ayana Taketatsu
- Episodios: 25
Lo que me gustó es precisamente ese sentimiento que transmitia de que talvez algun dia pudieramos acceder a la tecnologia para meternos en un mundo virtual. Es cierto que decae en la segunda parte creo que es por el hecho de que ya no importaba mucho la muerte de algun personaje, en fin es muy recomendable yo le daria un 8.