'Mushoku Tensei: Reencarnación desde cero', escuela de jóvenes hechiceros

Jamás sabremos quien fue el genio del mal al que se le pudo ocurrir una idea semejante pero sin duda aquel que se inventó eso de que la serie ‘Doraemon‘ es en realidad el sueño de un Nobita en coma es simplemente brillante (y mucho más imaginativa que otras leyendas urbanas sobre el mundo del manga y el anime). Pero la verdad, en esto del cómic nipón sí hemos tenido casos en que algún protagonista ha sufrido un inesperado accidente de mal desenlace que ha hecho que sus sueños se hagan realidad, como en el caso de ‘El patito feo‘, en el que un poco agraciado estudiante despierta tras un año de coma convertido en un pibón. Sin embargo Mushoku tensei no tiene tanta suerte y un atropello (intentando salvar a otra persona, todo hay que decirlo…vamos, más o menos lo que le pasó a Daredevil) le manda directamente al otro barrio. Claro que como supone ya el avezado lector este no es un manga de un único capitulo sino que nuestro héroe renacerá como bebé en un universo mágico de esos poblados por magos, espadachines, elfos y demonios, pero con los recuerdos de su yo adulto intactos.

Si hay algo que llama la atención de este manga a la primera lectura es la identidad de su protagonista. No estamos ante el típico colegial tímido sino el que está destinado a convertirse en gran mago es un hikokomori ya en la treintena (uno de esos «ninis» a la japonesa que se pasan la existencia enganchados a la pantalla y no dejan su cuarto ni para ir al baño) que tras ser expulsado de casa por sus hermanos a la muerte de sus padres se replantea por completo su existencia. Vagando sin rumbo, deseando haber adoptado otras decisiones a lo largo de su vida y empezar de cero el poder empezar una vida desde bebé en un mundo que parece salido de una de sus fantasías no puede ajustarse más a su voluntad, y más cuando el recordar su existencia anterior le hace plenamente consciente para no cometer los errores previos a su muerte. Un arranque original que si bien da para más de un aparte humorístico (más de uno de ese corte picante tan habitual en el manga) así como justifica un talento para la magia que no es mera precocidad no va a sustentar una trama que tirará por terrenos más tópicos.

‘Mushoku tensei’ no deja de ser en el fondo la historia de viaje de iniciación del héroe a la que ya estamos acostumbrados, desde que el personaje descubre su don hasta que se plantee abandonar su zona de confort para enfrentarse a nuevas experiencias. Una combinación de aventura y humor en cuyo primer volumen empiezan tanto a presentarse el reparto principal, intereses románticos incluidos, como a insinuarse los elementos que serán clave en una trama cuya épica intuímos va a crecer, y más si tenemos en cuenta que en Japón ya supera la quincena de tomos. Si bien en más de un momento nos deja la sensación de que no se saca todo el partido a unos ingredientes que pueden resultar interesantes y en más de una ocasión se recupere a forzados y repentinos saltos temporales (con la sensación pareja de que mucho queda en el tintero) el desarrollo de la historia se permite destellos de originalidad (la resolución del descubrimiento del secreto de la criada) e incluso acercarse, desde la perspectiva del fantástico eso sí, al tratamiento de temas como el racismo.

Con un cuidado diseño de entornos y personajes, con un ligero aroma Clamp, y en ese terreno que casi siempre es combinación ganadora como es la educación y ascenso de un mago (aunque habrá que averiguar qué giros da en el camino) la llegada a nuestras librerías de ‘Mushoku tensei’ es la de un fenómeno en su país de origen. Adaptación de una novela online por entregas que pasaría al formato físico abarcando la friolera de 25 volúmenes, para dar más tarde el salto al terreno audiovisual, el primer número de este manga, más original en sus detalles que en su conjunto, se antoja un campo bien abonado, pero que todavía tiene mucho que crecer. El escenario está bien dispuesto, la ultilleria es correcta y el mago parece tener las dosis adecuadas de carisma. Pero si el truco de magia funciona como debe todavía hemos de descubrirlo.