Grande fue mi alborozo cuando, hace ocho largos años, me enteré de la publicación de este ‘Hitler’ por parte de la defunta Glénat; y grande ha vuelto a serlo al comprobar que Astiberri sigue apostando por recuperar material previamente publicado y hoy inencontrable de sellos españoles que ya no existen. Por aquél entonces servidor aún no sabía nada del Shigueru Mizuki, pero celebraba, como ha hecho siempre, toda publicación referente a ese ominoso pasaje de la historia que abarca desde la 1ª Guerra Mundial hasta el fin de la segunda. Y siendo ese el caso, un manga concerniente a ese despreciable e infame ser llamado Adolf Hitler tenía visos de acaparar todo mi interés.
Ya con el cómic en la mano, y una vez leído casi sin interrupción, sorprendía entonces —y lo sigue haciendo hoy en día, aunque bastante menos— que el autor nacido en 1922, reconociera en el epílogo a la obra que a sus dieciocho años la figura de Hitler le fascinaba, y como a él, a muchos jóvenes japoneses de la época —Mizuki llegó a pensar en dejarse bigotillo pero no le salía aún—. Alistado en el ejercito imperialista y pro-nazi japonés, luchó contra los americanos y en una de estas lizas perdió el brazo derecho, cosa que le hizo tener que aprender a valerse con el izquierdo, dibujar inclusive, claro está.
Con estos mimbres previos asistimos en doscientas setenta y cinco páginas a cómo el mangaka desgrana la vida de Hitler desde que era un estudiante de bellas artes, falto de talento, pasando por su época de orador de mítines galvanizadores de masas en las cervecerías de Munich hasta sus últimos días. A la manera de las grandes biografías, Mizuki va desvelando aspectos que jalonan la lectura haciéndola rica y fluida y en ella vemos detalles probablemente desconocidos por el lector de a pie como el supuesto origen de su característico bigote de cepillo de dientes o el suicidio de su sobrina y la relación que con ella tuvo. El autor se centra sobre todo en todo el camino que recorrió hasta su llegada al poder, presentándonos matices y detalles de nombres como Mussolini, Hess, Von Hinderburg y un sinfín más que enriquecen sobremanera la lectura de este volumen.
Mizuki nos va mostrando al personaje con bastante fidelidad —fidelidad que tomo como rigurosa sabiendo bastante de Hitler—, ya que nos dibuja a alguien mediocre y bastante ruin, que con una oratoria hipnotizante que hacía que cualquier alemán se sintiera como si hubiera tomado una copa después de oírle hablar, y aprovechando esa coyuntura de la Alemania de la República de Weimar, carcomida por la inflación, la degradación y las funestas consecuencias de la 1ª Guerra Mundial, llegó a ser elegido por mayoría aplastante en las elecciones que dieron el pistoletazo de salida al Tercer Reich.
En cuanto al dibujo, la primera impresión que el lector de entonces se llevaba de Mizuki es que no era gran cosa, un trazo poco cuidado con casi todos los personajes caricaturizados en contraposición a los fondos realistas con los que el artista acaba las viñetas. Revisado hoy, estimula descubrir que es gracias a la sencillez del dibujo que se resta dramatismo y una innecesaria emotividad a la historia en pos de una narración fluida, y que precisamente ahí reside la grandeza de un tomo que más que leerse, se devora.
Hitler
- Autores: Sigueru Mizuki
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 288 páginas
- Precio: 17,10 euros en