Iniciamos en Zona Fandom una serie de artículos que simplemente pretenden ser un cúmulo de explicaciones a todos esos términos que pueden sonar raro a los no iniciados en el llamado mundillo de la cultura alternativa, o más comúnmente «de los frikis».
Comenzamos con uno de los conceptos más modernos, o de los últimos en ser conocidos, dentro del mundo de anime, que es el fansub. El nombre de fansub proviene de la contracción de fan subtitled, que se traduciría como subtitulado por aficionados, y que ya casi se define por si mismo. El fansub es el conjunto (enorme por cierto) de películas y series de televisión (principalmente anime) que son subtitulados por aficionados al idioma de su país con el simple objetivo de facilitar el acceso a sus compatriotas (y cualquiera que hable su idioma) a dichos contenidos.
El fansub es todo un ejemplo de filantropía. Sus creadores no realizan su trabajo esperando una compensación económica a cambio (de hecho suelen indicar en sus subtítulos que está prohibida la venta de su material), sino que su único objetivo es el de expandir al máximo sus aficiones y así intentar conseguir que el gran público se fije en ellas, y con un poco de suerte alcanzar el objetivo de que dicha afición sea relativamente normalizada por su sociedad. No hay más que echar un vistazo a los orígenes del fansub para ver una clara prueba de este amor.
Aunque la mayoría no lo creáis, los fansubs no nacieron poco después de la llegada de Internet, sino que aterrizaron cogiditos de la mano del anime en el boom internacional que sufrío este último en la década de los 80, Dragon Ball tuvo la culpa. Y pensaréis, si en esa época aún no había Internet y los ordenadores eran bastante precarios, ¿cómo se las apañaban para subtitular el anime y después distribuirlo? Bien, por partes, primero hay que conocer los elementos implicados en el proceso de fansub.
Lo primordial es tener un material que se desee subtitular. Este material «virgen» se conoce como raw y no es más que el anime original, tal como se emite en la televisión Japonesa. En sus inicios el material raw con el que se trabajaba eran laserdiscs importados (si, sirvieron para algo) o directamente grabaciones en cinta VHS de emisiones de televisión, lo cual da una idea de la pobre calidad de la que gozaría el producto final. Hoy en día, el trabajo de obtener raws se ha simplificado enormemente. Sólo hay que acudir a alguna web dedicada a publicar raws en Internet y chupar del bote, aunque aún se sigue importando anime desde Japón en formato DVD para su posterior ripeo.
Por otro lado son necesarios los subtítulos que se desean agregar al vídeo. Estos desde siempre han venido dentro de un fichero de texto en el que se indica el timing de cada frase, es decir, en que momento del vídeo aparecerá esa frase en pantalla y en cual desaparecerá de la misma. Una vez establecido el timing de los subtítulos, sólo queda «pegar» estos al vídeo. Aquí quiero hacer un inciso para comentar dos nuevos conceptos dentro del fansub, que son el hardsub y el softsub. Lo que distingue a uno de otro es el hecho de que en el softsub los subtítulos están físicamente separados del vídeo, y serán añadido a este conforme se vaya reproduciendo. Un ejemplo claro de softsub lo tenemos en las series americanas que la mayoría de nosotros bajamos con BitTorrent y cuyos subtítulos son publicados poco después en webs especializadas en el tema. El anime es el claro ejemplo de hardsub, en cuyo proceso los subtítulos sí que son incluidos dentro del fichero de vídeo, formando parte de los fotogramas del mismo. Para el fansuber es una opción más tediosa, pero le da la posibilidad de decorar los subtítulos, eligiendo el tipo de letra y el color de los mismos, incluso tiene la opción de realizar animaciones con el texto, lo que da un plus de calidad al trabajo final.
Los pioneros del fansub, para realizar el trabajo de pegado de subtítulos utilizaban una técnica denominada genlock que se realizaba normalmente mediante un ordenador Amiga. ¿Quién dijo que los Amiga sólo servían para jugar? De ahí pasaba a una cinta S-VHS, que permitía una mejor calidad que el VHS, aunque es a este formato a dónde al final iba a parar el anime fansubeado. Tras esto, tocaba el turno de la distribución, pero ese tema lo comentaremos dentro de muy poco.
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