'Cuentos del reino', los mil y un gemelos

Hay algo en el exotismo del desierto, entre la soledad de la arena y la belleza del oasis, de la acogedora jaima al misterio del harén, que sin mucho esfuerzo consigue poner en marcha la imaginación. Desde otro oriente lejano, en concreto Japón, llega el primer volumen de una antología de relatos ambientados en un mundo fantástico con ecos que van de la estepa mongola al esplendor bizantino pasando por la ruta de la seda. Su título tan sencillo como explícito: ‘Cuentos del reino‘.

Aunque no es el primer manga embutido en un universo afín al universo de los cuentos de Scheherezade ni el más fiel (ahí está una relativamente reciente adaptación y hasta un manhwa, el «manga coreano», homónimo) este título con tres volúmenes ya publicados en su país de origen es una agradable sorpresa para aquellos que amen el aire a cuento clásico. En su primer número encontraremos dos arcos diferenciados: por un lado la historia de dos hermanos separados al nacer, uno educado para ser rey y otro encerrado en otra mazmorra a la espera de un destino que puede ser más oscuro de lo que espera, por otro el de un joven chambelán al servicio de un poderoso monarca pero cuya fidelidad e intereses están lejos del hombre al que sirve, y cuyo pasado solo hemos empezado a adivinar al final de sus páginas. Dos historias de relaciones humanas complejas que por el momento no sabemos si acabarán conectadas pero que consiguen mantener nuestro interés con algún giro inesperado y unos personajes que en más de una ocasión actúan como lobos solitarios, aún con vínculos tan profundos como pueden ser la hermandad.

Pero si hay algo que llama la atención es el dibujo. Con un cuidado diseño en el que se juega continuamente con la repetición de un modelo (no en vano nos presenta dos historias con gemelos) ‘Cuentos del reino’ nos presenta unos personajes que, lejos de un canon formal, se mueven en una grotesca armonía de refinada estética. Toques lejanos de ilustradores del XIX como Aubrey Beardsley o, aun renunciando al horror vacui, Harry Clark, respiran en unas imágenes que, sin desdeñar de todo las maneras manga, abordan un estilo muy personal, con especial cuidado a los detalles. ‘Cuentos del reino’ es una obra que consigue despertar el interés de un lector que redescubre el sabor de la fábula oriental, con su ornato y su moraleja, y que se enfrenta a una historia adulta pero con alma de niño, volviendo al encanto del «Érase una vez…».