Puede que muchos no os acordéis porque, sinceramente, hablar de veintitres años en el pasado es, hoy por hoy, casi hacerlo del pleistoceno. Pero como para eso estamos aquí —para eso, y para otras muchas cosas, que quede claro— echemos mano de la memoria y retrocedamos a 1993: un año después de que el manga desembarcara en España de la mano de ‘Dragonball’, las apuestas mensuales de Planeta y Norma, las dos editoriales que en aquellos primeros momentos volcaron muchos de sus esfuerzos en acercarnos a las viñetas venidas del lejano oriente, se habían multiplicado considerablemente hasta abarcar las tres vías del tebeo nipón. Había shonen a patadas, algo de shojo y el seinen comenzaba a introducirse tímidamente en nuestras vidas lectoras de la mano de productos como ‘Hotel Harbour View’, primera y lejana toma de contacto que los aficionados tendríamos con el gran Jiro Taniguchi —que entonces, en la portada del álbum con solapas en el que fue publicada esta historia de corte noir, sería renombrado como Jiroh.
Ocho años tendrían que transcurrir para que el nombre del que servidor considera uno de los cinco mejores mangakas de la historia del medio —los otros cuatro, por si os lo estáis preguntando, serían Tezuka, Otomo, Toriyama y Urasawa— se hiciera tremendamente popular cuando, de nuevo de mano de Planeta, nos llegara la primera edición de esa obra maestra que es ‘El almanaque de mi padre’, un título ya mítico del cómic japonés que abriría la puerta de forma paulatina, y gracias al tremendo esfuerzo realizado por parte de Ponent Mon, a la vastedad de la producción de un autor del que ahora nos llega bajo el mismo sello que nos lo presentó dos décadas atrás, esta tremenda rareza que es ‘Crónicas de la era glacial’, hasta donde este redactor se atrevería a afirmar, el único título de ciencia-ficción estricta que hemos podido leerle a Taniguchi.
Situado en un futuro post-apocalíptico en el que la Tierra se enfrenta a su octava glaciación mientras que los pocos miembros de nuestra especie que aún sobreviven lo hacen, bien en comunión con la naturaleza, bien siguiendo la estela actual de explotación de los recursos de nuestro planeta en lo que es una clara crítica a la beligerante actitud de la humanidad hacia aquello que nos sustenta; ‘Crónicas de la era glacial’ fue publicado originalmente en 1998, y lo que ello implica es que, aún siendo completamente reconocible, el trazo que aquí vamos a encontrar aún no ha llegado a la depuración de formas que tan bien caracteriza al autor en la actualidad, sobre todo en lo que concierne a la forma en la que el artista dibujaba a sus personajes tiempo atrás.
Pero, cuidado, que nadie se confunda, que éste no sea el Taniguchi, qué sé yo, de ‘Seton’ o ‘Barrio Lejano’ no implica para nada que las páginas que aquí podemos disfrutar no estén a la altura de lo que se espera de un título por él firmado. Antes bien, la calidad de la narrativa, la impresionante labor de concreción de fondos y escenarios y la imaginación vertida en hacer de esta Tierra futura un mundo completamente plausible son motivos más que suficientes para acercarse al primero de los dos volúmenes en los que Planeta ha dividido tan olvidada obra. Una que viene a cubrir un pequeño hueco en la inmensa producción de un autor siempre fascinante que, prefigurando aquí en ciertos pasajes a esa apasionante aproximación al alpinismo que fue ‘La cumbre de los dioses’, nos ofrece todo un recital de ingenio en un género en el que desconocíamos que supiera moverse con tanta facilidad. Es lo que tienen los genios, que da igual la empresa a la que se enfrenten, podemos estar seguros que saldrán airosos de la misma.
Crónicas de la era glacial 1
- Autores: Jiro Taniguchi
- Editorial: Planeta DeAgostini
- Encuadernación: Rústica con guardas
- Páginas: 280 páginas
- Precio: 18 euros en