Nunca las entendí en aquella primera ocasión en que tuve que atender a ellas y, ahora que he vuelto a terminar de leer al completo por tercera vez ‘20th Century Boys‘ y este remate que es ‘21st Century Boys’, sigo sin comprender las encendidas críticas del fandom que despertó Naoki Urasawa cuando la serie vio la luz en su formato original de mano de Planeta DeAgostini: hubo quienes no supieron asimilar que para los dos últimos volúmenes, los que ahora se recogen en uno sólo en este Kanzenban, el mangaka cambiara el nombre de la cabecera en lo que ellos veían como una sucia maniobra comercial; otros, también bastante «chillones», llevaban ya arremetiendo contra la serie desde casi el comienzo quejándose por la ineficacia de Urasawa de plantear tramas, construir personajes o, por supuesto, de la extrema dilatación a la que sometía a la acción en páginas y más páginas que no llevaban a nada.
A todos ellos me dirijo en estas líneas finales que dedicamos hoy para invitarles a hacer algo que, seguramente, no hayan hecho desde que resolvieron que hablar mal de ’20th Century Boys’ era lo que había que hacer: releedla; releedla sin prejuicios, sin dejaros llevar por aquella impresión que os dejó marcados hace años y sin la idea de que, en esta instancia, no os va a gustar de nuevo. Releedla a sabiendas de que, sí, Urasawa es un narrador que gusta, y mucho, de cocinar a fuego muy lento, dejándose en muchas ocasiones llevar por un ritmo letánico que parece querer ser cruel con el lector y poner a prueba su capacidad de aguante. Lejos de considerar así la manera de contar historias del artista japonés, creo que es la aceptación de sus formas narrativas primer y fundamental paso para poder disfrutar plenamente, no ya de ’20th Century Boys’, sino de cualquiera de las otras grandes obras que nos ha ido regalando a lo largo de los años, llámense éstas ‘Monster‘, ‘Pluto‘, ‘Billy Bat‘ o, incluso, ese culebrón con trasfondo deportivo que es ‘Happy‘.
Bajo esa óptica comprensiva con los modos del nipón, acercarse a ’21st Century Boys’ es, sin lugar a dudas, despedirse de muchos personajes a los que ha resultado coger cariño a lo largo de las más de 4.000 páginas que el autor dedicó a construir la ficción protagonizada por Kenji, Kanna, Otcho y todos los demás secundarios geniales que giran en torno a Amigo y a su empecinamiento por destruir la civilización tal y como la conocemos. Que sí, que me parece muy bien que no seáis pocos los que penséis que el cierre de la historia, ese que Urasawa ofrece desde más o menos la segunda mitad de este Kanzenban, se podía haber resuelto de mil maneras muchísimo más satisfactorias. Pero esta NO es vuestra historia, es la historia de Naoki Urasawa y, a mi modesto entender, la poesía que encierran las últimas páginas, como se desenvuelve todo el tramo final y de qué manera se dan puntadas a los personajes antes de abandonarlos para siempre dejan un cálido sentimiento, una apacible calma derivada de una plena satisfacción por haber asistido a un espectáculo inolvidable. Tan inolvidable que, si esta ha sido mi tercera vuelta con la cabecera, que no os quepa duda que en el futuro aguardan, como mínimo, una cuarta y, por qué no, incluso una quinta revisión de uno de los mejores mangas que servidor ha tenido el placer de degustar.
21st Century Boys
- Autores: Naoki Urasawa
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación: Rústica con sobrecubierta
- Páginas: 400 páginas
- Precio: 15,15 euros en