Vivimos en tiempos únicos para el coleccionismo. Y las editoriales lo saben. Quizás demasiado. Cuidado, no nos vamos a quejar —y menos aún a la vista de la imponente calidad del material que hoy nos disponemos a revisar— pero que las casas españolas son conscientes de que, a poco que se lo propongan, vamos a comprar la misma colección una, dos, tres o las veces que hagan falta es algo que, creo, resulta incuestionable. Muchos son los ejemplos que ahora mismo podría traer a colación de cualquiera de los puntos cardinales que conforman el panorama editorial patrio pero, ya que estamos con Planeta, y ya que estamos con manga, la referencia es bien evidente: ‘Dragonball’.
En los veinticinco años que se han cumplido desde que el título de Akira Toriyama desembarcara en nuestras costas, Planeta ha tenido a bien publicar la saga de Goku en tantas ediciones diferentes, que comienza a ser complicado poder dar cuenta de todas ellas de memoria: inicialmente fueron las series blanca —que cubría los comienzos de la colección— y roja —que, por coincidir con la emisión televisiva, nos ofrecía las aventuras de tan queridos personajes a partir de la saga de Freezer— en formato comic-book. Después, si mi memoria no me falla —y aviso que es probable que lo haga—, vinieron los «tomitos» blancos, después fueron ¿los amarillos?; ¿hubo una nueva edición en grapa en tonos amarillos y azul? A continuación llegó la edición Kanzenban, también conocida como Ultimate que, por su apelativo, nos hacía pensar que ya no veríamos más reediciones del mismo material con diferente envoltorio. Y nos equivocábamos, claro, porque a Planeta todavía le quedaba el as en la manga del color, empresa en la que actualmente siguen embarcados con la publicación de la colección completa.
Con tan significativo ejemplo, que ahora Planeta Cómic haya decidido echar mano del celebrado formato Kanzenban para recuperar dos títulos de los más granados del manga de las dos últimas décadas no sólo no es, como decía, sorprendente, sino que al coleccionista que esto suscribe le parece una decisión a aplaudir por cuanto nos permite asomarnos a las páginas de Naoki Urasawa y Hiroaki Samura en unas condiciones de impresión que superan de forma ostensible aquellas que tuvieron, ya de la mano de la propia Planeta en la primera encarnación de ’20th Century Boys’, ya de la de Norma o Glénat/EDT cuando de lo que estamos hablando es de ‘La espada del inmortal’.
Calidad de reproducción y cuidado en la edición al margen —aunque, insisto, es un gustazo sostener cualquiera de los dos volúmenes— llega el momento de sopesar si, disquisiciones acerca de su necesariedad aparte, vale la pena acercarse a una u otra cabecera sabiendo que, por muy gruesos que sean, el montante total de volúmenes de ambos títulos alcanzaran las cifras de 11 en el caso de la serie de Urasawa y ¿15? en el de la de Samura. Una inversión considerable si uno quiere hacerse con ambas series que —y aquí entramos en el terreno personal— justificada de forma PLENA en el caso de ’20th Century Boys’, no lo está tanto cuando a lo que nos acercamos es a las aventuras del samurai inmortal que se embarca junto a una joven en la búsqueda de venganza de ésta.
Sin ninguna queja que interponer ante unas planchas de una belleza sublime —la delicadeza del trazo de Samura y su dominio del lápiz son dignos de mi mayor admiración— es en la puntualmente confusa narrativa del artista nipón cuando hay acción que reflejar en las viñetas y el que la historia no termine de «enganchar» lo que hace que me muestre receloso a recomendarla sin reservas, algo que sí pretendo hacer con esa obra maestra del tebeo nipón que es ’20th Century Boys’, segunda de las obras de Naoki Urasawa que se publicó en castellano —siendo fieles a la verdad, sería la tercera si contamos ‘Pineapple Army’— y la que, sin duda, lo consagró en nuestro país como uno de los nombres de mayor envergadura venidos del país del sol naciente.
Ejemplo máximo de la forma de plantear los muchos misterios que siempre suelen rodear a las complejas tramas de sus creaciones, ’20th Century Boys’ es una de esas obras —y hablo desde la experiencia personal y la ajena— a la que da igual cuantas veces volvamos, siempre sentimos como novedosa, sorprendiéndonos a cada giro de una historia llena de recovecos y maravillándonos ante la capacidad visual del dibujante y la claridad que siempre ha ostentado su narrativa.
Dos «kanzenbanes». Dos títulos a los que bien cabría calificar de legendarios. Dos autores cuyo nombre es sinónimo de calidad extrema. Una clara recomendación, la de lanzarse de cabeza a por ’20th Century Boys’ acompañada de una pequeña, más creo innecesaria aclaración: que esto es una opinión completamente personal y que no me cabe duda que habrá quién no soporte la forma de contar historias de Urasawa y beba los vientos por cómo lo hace Samura. Para éstos, sin duda alguna, el claro «ganador» de este singular enfrentamiento de hoy será ‘La espada del inmortal’. Ahora bien, en última instancia, quienes hemos salido ganando con la apuesta de Planeta somos unos lectores encantados de que la editorial nos conozca tan bien y nos mime de esta forma que tanto nos gusta.
20th Century Boys vol.1
- Autores: Naoki Urasawa
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación: Rústica con sobrecubierta
- Páginas: 416 páginas
- Precio: 15,15 euros en
La espada del inmortal vol.1
- Autores: Hiroaki Samura
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación: Rústica con sobrecubierta
- Páginas: 440 páginas
- Precio: 16,10 euros en