De las muchas variantes que hay de RPGs, el rol en vivo es la forma más es extrema. Para el que no sepa de que va el tema, consiste en dejar a un lado los manuales, las hojas de personaje y los dados, echarse al monte (o donde sea) y que cada jugador interprete su propio PJ cual actor de teatro de improvisación. La figura del Master sigue presente, aunque su labor se complica puesto que debe supervisar toda la acción, por lo que suele contar con algún tipo de apoyo por parte de coordinadores. Y Monster Camp es un documental creado por una asociación de amigos, rodado durante una partida de rol en vivo.
En el rol en vivo no hay que darse de espadazos, tan sólo hay que simular, interpretar e improvisar. Las reglas típicas dicen que para tener éxito en una acción (por ejemplo, lanzar un hechizo) hay que tocar al receptor y decirle algo como «hala, te acabo de encasquetar una maldición del recopetín, tu cerebro ahora sólo sirve para jugar al buscaminas». Y el atrezzo es importante: espadas de madera, escudos de cartón, o plátanos simulando pistolas, todo vale si está bien explicado y es aceptado por el Master.
Pero para qué os cuento nada, si tan sólo hay que ver el trailer del documental…
El documental recoge una de las partidas que celebran un fin de semana de cada mes. Pero también incluye entrevistas a los jugadores, los vemos en su vida diaria, y cómo se preparan para interpretar sus personajes. Ha participado en la sección oficial de 30 festivales de cine, y ya lleva dos premios al mejor documental (Cinequest y Roma)
Sí, el rol en vivo tiene una componente de frikez intrínseca bastante curiosa, pero según como se plantee puede ser una experiencia increíble. Una vez organizamos una Jerez basada en Vampiro, en el centro de la ciudad, desde la medianoche. Siempre avisando antes a la policía local, para que no se pongan nerviosos si ven a un tipo con gabardina atacarle el cuello a otro. Recorrer las calles de noche, buscando aliados y huyendo de clanes rivales, en serio, es muy especial.
Vía | Alt1040
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