‘Intensa’, sexo interestelar

La primera vez que la leímos, hace ya cuatro años, conquistó nuestros corazoncitos con su entrañable sentido del humor y la gracilidad con la que lograba que empatizaramos con su personaje central y esa particular relación que entablaba con la pelusa que daba nombre al volumen. La segunda vez que la leímos, Sole Otero siguió sumando capas de significado a las sensaciones que nos había dejado su anterior trabajo y, siempre desde un fantástico sentido de lo universal, lograba ponernos en la incómoda piel de un maltratador psicológico, dejando de lado con ‘Poncho fue’ —aunque no del todo— el humor del que había hecho gala en ‘La pelusa de los días’.

Mudada de hogar, y sólo eso, es por intercesión de Astiberri y no de La Cúpula que ahora podemos disfrutar de su tercer trabajo, una obra llamada ‘Intensa’ que, si bien sirve de vehículo continuista en cierto sentido a algunos argumentos sobre los que había ya departido a placer con sus dos obras anteriores, centra su atención en una de las obsesiones más básicas de todo ser vivo, racional o irracional, el sexo. Para reflexionar sobre él, y sobre todo lo que él genera —todo lo bueno y malo que genera, cabría precisar— , la argentina echa mano de una extraterrestre resuelta a encontrar la pareja que sea capaz de sacarla de la rutina a la que su sociedad matriarcal la somete.

Tratando pues de dar rienda suelta a sus instintos básicos, lo que esta fémina no es capaz de imaginar es que, con tal de apaciguar la furia de sus hormonas, está a punto de abrir una suerte de caja de Pandora que hará que en su existencia aparezcan males como los celos, la angustia, la indecisión o la ansiedad…y todo por haberse «encoñado» del terráqueo equivocado. Y mientras nuestra protagonista trata de encontrar la forma en que lograr seducir y «atar» a su hombre, lo que el lector percibe al otro lado es que la clara intención de Otero ha sido que ‘Intensa’ sirva de mordaz —y, de nuevo, universal…cósmico si se quiere— reflejo de muchas de las idiosincrasias humanas que rodean a las relaciones de pareja. Unas idiosincrasias que encuentran en su guión y en lo dicharachero y desenfadado de su trazo las mejores bazas para desarmarnos y conseguir que esta simpática historia se haga un hueco en nuestra memoria.