Si algo había quedado claro en su brillante y elocuente traslación a viñetas de ‘Intemperie‘, novela neorruralista de Jesús Carrasco, eso era la claridad de ideas con la que Javi Rey abordaba una adaptación que, pegada sobremanera a las letras originales del escritor pacense, era de esas que se hacen grandes en entender a la perfección el estar trabajando en un medio diferente, conociendo a qué mecanismos narrativos hay que recurrir para que el resultado resuene en ambas esferas, la del producto original y la de su interpretación, en este caso, a viñetas, sin comprometer, en ninguna manera que pudiéramos detectar, la disciplina del noveno arte. Con tan superlativo antecesor, decir que esperábamos como agua de mayo lo que fuera que el artista nos ofreciera a continuación es quedarse, como poco, cortos. Lo que no podíamos suponer es que dicha espera iba a prolongarse durante seis largos años pero, tampoco, que nuestra expectación ante el anuncio de Planeta Cómic de la publicación de ‘Un enemigo del pueblo‘ —que ya teníamos en su edición francesa, aparecida el pasado 2022, pero no habíamos podido leer, no por falta de ganas, sino de tiempo— iba a encontrar tan SUPERLATIVA respuesta en 160 páginas de puro genio que se alzan, indiscutibles, como parte indispensable de lo que está llamado a ser considerado lo mejor de este 2023 en el mundillo.
Si para ‘Intemperie’, Rey había elegido una novela joven —publicada tan solo tres años antes de la aparición de la adaptación a narrativa secuencial— de un autor nacional, aquí, con ‘Un enemigo del pueblo’, el artista nacido en Bélgica recurre a todo lo contrario: ni el texto original es reciente —data de 1882—, ni el autor es compatriota, eligiendo Rey a uno de los dos trabajos más conocidos del noruego Henrik Ibsen para llamar la atención, entre otras muchas cosas, sobre lo atemporal y vigente del mensaje que el padre del Peer Gynt al que Edvard Grieg pondría gloriosa música depositaba sobre la historia del Doctor Stockmann, un hombre de principios inamovibles que se topará de frente con la maquinaria burocrática y social del pequeño pueblo donde vive cuando descubra que las aguas del balneario que es fuente principal de riqueza del mismo están contaminadas y suponen un peligro para la población turística que acude en masa a ellas cada año.
Si os suena la trama quizás sea porque sustituyendo el nombre de Stockmann por el de Brody, el del pequeño pueblo costero noruego por uno llamado Amity Island y las bacterias que contaminan el agua por la presencia de un feroz escualo, tendríamos como resultado ‘Tiburón‘, tanto el magistral filme de Steven Spielberg como la novela original de Peter Bechley. Ésta, influenciada sobremanera por el discurso desencantado de Ibsen para con la sociedad de la demagogia, ya se hacía eco a comienzos de los setenta de las mismas reflexiones que para Ibsen ya eran bien patentes a finales del s.XIX; unas que, desde entonces, no han hecho sino acrecentar su calado anclando fuerte sus fauces en la clase política y haciendo del adjetivo a ella ligado uno cargado de connotaciones negativas y asociado a una de las más lamentables lacras que, ciento cuarenta años más tarde, sigue aquejando nuestra especie.
Sorprendidos tras una primera acometida al álbum por lo que el trabajo de Rey da de sí, y antes de valorarlo de manera más precisa con una segunda lectura, quisimos acercarnos al texto de Ibsen para comprobar hasta que punto el artista español respeta en sus planchas y textos lo planteado por el escritor noruego. No creo que sorprenda a nadie que se acercara a ‘Intemperie’ habiendo leído la novela de Carrasco si decimos que el nivel de adhesión a las líneas originales de la obra teatral de Ibsen, construida en cinco actos, es tan considerable como de calado son las licencias que, de nuevo, bajo un entendimiento asombroso del acto narrativo, Rey implementa en su mirada sobre ‘Un enemigo del pueblo’, dejando ver a las claras que la íntima relación a la que ha llegado para con el texto original no le ciega en absoluto a la hora de formular lo que aquí encontramos.
Y lo que encontramos, ahora sí, es de una talla que se nos antoja descomunal. No es sólo que Rey reconstruya a la perfección en sus viñetas los cinco actos de la obra de Ibsen, es que superpone a la misma tanta poesía visual y tantísima carga de reflexión sobre el contenido de ésta que resulta imposible no caer rendido ante su discurso. De la segunda, porque nos parece que es algo que dependerá del lector, os dejamos que os encarguéis los que decidáis, tras esta reseña, haceros el favor de adquirir el presente álbum. De la primera sí que podemos hablar, y hablar sin parar, porque lo que desfila ante nuestra atónita mirada es acreedor de mil y un epítetos que, incluso, estarían llamados a parecer pocos si así lo quisiéramos: desde las decisiones que se toman en torno a una paleta cromática que, variada, carga las tintas en el rojo y en el azul que caracterizan la portada —y que están llamados a reforzar, al margen de otras secuencias, ciertos pasajes oníricos salidos de esa poética atribuible a Rey—, pasando por el trazo claro de Rey, por su pasmosa facilidad para caracterizar personajes o construir espacios, hasta llegar a una narrativa ágil que no necesita de vacuos artificios para convencernos de principio a fin, todo lo que en este álbum se nos propone en términos de articulación secuencial y cualidad visual es de una categoría tan apabullante como apabullante es el poso que deja toda vez se cierran sus páginas.
No es que el relato de Ibsen necesite de muchos complementos para ser taxativo en las conclusiones que de él pueden extraerse, pero lo que Rey adenda en su adaptación gira el dial de la intensidad del mensaje unas cuantas posiciones para que, a través de ciertos instantes —y de los muchos que hay, nos quedaríamos, por lo contundente de su metafórica personalidad, con la penúltima página—, depositemos la edición en castellano de Planeta en nuestra tebeoteca con la clarísima impresión de haber asistido a un hito único de esos que, por más que adapten una obra de otra disciplina, no pueden entenderse fuera de los límites del noveno arte. Tal es la grandeza de lo que Javi Rey plantea. Perdérsela sería un auténtico crimen si, como nosotros, queréis dar cuenta de lo mejor que se cuece cada año en este mundillo.
Un enemigo del pueblo
- Autores: Javi Rey
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 160 páginas
- Precio: 30 euros