Sin paños calientes. Si Robledo y Toledano no patinan en la conclusión de ‘Tebori’ que, suponemos, verá la luz en algún momento indefinido del próximo año, estaremos en disposición de hablar de la nueva trilogía de los autores como aquella que logró algo que parecía imposible a priori: superar a la superlativa ‘Ken Games’. Vale que ésta era el primer trabajo de los autores españoles —si no contamos aquél espléndido y variado volumen llamado ‘Monito cadáver’— y que a lo largo de sus páginas se hacía muy evidente que la evolución de ambos iba a seguir dando pasos de gigante de cara al futuro; pero también hay que considerar que se antojaba harto complicado que Robledo fuera a dar con una idea que hiciera palidecer a la que levantaba en la citada trilogía —tetralogía si contamos a la maravillosa ‘Louviers’.
Teniendo claro pues que lo que encontramos en estas 50 páginas empuja hacia arriba el listón que tan alto había quedado con el primer volumen, no deja de resultar asombroso como Robledo logra de nuevo trasladarnos de manera indefectible a un Japón que los occidentales sólo conocemos por las películas. No cabe duda que, más allá de una incuestionable y ardua tarea de documentación tanto sobre el mundo del tatuaje mediante la técnica que da nombre a la serie como acerca de aquello que rodea a la Yakuza, hay amplio hueco para la ficción; pero la grandeza del escritor reside en —dejando a un lado la sucinta vertiente fantástica— hacer que incluso lo que se siente como «imaginado», tenga fuertes visos de realismo. Por ponerle una pega a la enorme grandeza que rodea al avance de la lectura, quizás apuntaría al giro que envuelve a Otsuya —la femme fatale de este relato noir— como el eslabón más débil de una narración impoluta. Débil porque, a fin de cuentas, y dado lo inesperable del resto, no resulta complicado anticiparse a él por su arquetípica personalidad.
Eso sí, que nadie piense que dicha debilidad arruina en parte una lectura espectacular, máxime cuando es sólo una mácula que termina por perder relevancia, ya si sólo tenemos que valorar el trabajo de Robledo, ya si añadimos a él lo que Toledano lleva a cabo. Me deshice en tales elogios allá por el mes de abril cuando volcábamos nuestra mirada en el primer álbum de la serie que, sinceramente, no sabría qué más decir sobre el MAGISTRAL arte que el dibujante despliega en las planchas que conforman esta segunda entrega sin resultar reiterativo. Baste con afirmar pues que las capacidades de Toledano se encuentran a eones de distancia de un considerable porcentaje de los que podrían ser considerados mejores artistas del mercado francobelga y que, por supuesto, es de todo punto imposible no caer rendido ante lo que se despliega e unas páginas que, toda vez leídas, siguen demandando nuestra atención por su irresistible fuerza. Lo dicho, de rubricar la hazaña, ‘Tebori’ se habrá convertido en un nuevo pináculo a batir que, por lo pronto, ya se ha hecho un hueco por derecho en nuestra próxima selección de lo mejor de este 2016. Para saber quiénes le acompañan sólo habrá que esperar algo más de mes y medio.
Tebori vol.2
- Autores: José Robledo y Marcial Toledano
- Editorial: Diábolo Ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 50 páginas
- Precio: 15,15 euros en