‘Superman’ #1, el Superman de George Pérez, es un Comic viejuno. Iba a decir añejo o antiguo, pero no: las connotaciones que los chanantes han dado a viejuno le vienen que ni pintadas a un tebeo que resulta casi anacrónico en estos tiempos y que, además, tiene la responsabilidad de encauzar a un personaje con el que DC muchas veces no sabe qué hacer. O esa impresión da.
Frente a la apuesta que hizo Grant Morrison de mostrar al superhéroe novato y que dejó algunos de los mejores momentos de este relanzamiento DCero, George Pérez debe encargarse de mostrarnos la faceta del superhéroe establecido y conocido por todos. Lo hace añadiendo algunos cambios cosméticos y otros que sí afectarán al personaje respecto a lo que antes existía.
El nuevo Superman y los cambios en Metropolis
El más conocido, ya lo sabéis, es el de Clark Kent sin Lois Lane. Ella está, pero el distanciamiento es total y Lois, además, marcha a su aire. Esto nos deja un Clark tocado moralmente y bastante solitario. Veremos cómo casa esa idea con el Superman afable y bienhumorado, porque en este primer número casi le vemos más tiempo compungido y enfadado que con buena disposición.
Otro cambio, aún por decidir si profundo o no, es la transformación del Daily Planet: una de las tramas principales de todo este primer número nos habla de cómo un periódico centenario debe renunciar a sus principios y acostarse con el diablo o, simplemente, resignarse a desaparecer. Un motivo más para que el idealista Clark esté a malas con el mundo que le rodea.
¿Un Superman de mala leche? Hombre, si es como el de Morrison sí, pero aquí parece que está amargado, no con ganas de cambiar el mundo. No me convence nada el camino a dónde le puede llevar esto: ¿Recordáis al Superman de Azzarello? Brrrr
Perez, enfrascado en sí mismo
‘Superman’ #1 es un cómic de acción concentrada, uno a la vieja usanza, donde la lucha contra el villano se resuelve en el mismo número en que comienza y que da escenas de acción, pero que, por desgracia, no va mucho más allá. Hay mucho texto, más de lo habitual en estos días, lo que refuerza la impresión de estar ante un cómic de otra época, pero también espacio para el sopor, para un par de momentos de incomodidad con el personaje que Perez quiere crear y para un Jimmy Olsen modernuqui (el único moderno, porque el resto de personajes parecen sacados de una serie de los 80).
Quien está francamente bien es Jesús Merino… pero ajustando lo que Perez le ha dejado. Y el guionista le ha hecho bocetos como el guión que ha pergeñado: viejunos también. Todo en viñetas pequeñas, con demasiado discurso, por todas partes. Normal que así, en cuanto aparece una página con una composición distinta, uno respire aliviado: a este Superman le falta aire y le sobra agobio. Muy por debajo de lo esperado.
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