‘Resaca’, humor para juerguistas

Ni siquiera cuando estaba en la edad, y las preocupaciones de la vida de adulto, de ser padre, tener que ir a trabajar y ayudar a sacar una familia adelante quedaban todavía muy lejos; ni siquiera entonces, en aquellos maravillosos años de universidad en los que veía como compañeros míos descubrían aquello de que los jueves eran los nuevos viernes y enlazaban tres días de juerga continua, a servidor le gustaba mucho eso de «salir de copas» o, mucho menos, ir a pasar frío a cualquier esquina de Sevilla para hacer botellona. Llamadme peculiar, pero mis noches prefería llenarlas de cine, lecturas y, sobre todo, cenas con mi pareja y amigos que no con alcohol, ruido ensordecedor, resacas y mal cuerpo.

Es por ello que, si hay alguien situado en las antípodas de lo que Mamen Moreu pone en juego en este ‘Resaca’, ese es servidor. Y lo lógico sería pues que, ante la clara situación de alejamiento de un cómic en el que, con gran sentido del humor, la autora se acerca al mundo de la noche y lo que de él se deriva, mis palabras para con el volumen publicado por Astiberri se movieran en un plano más bien indiferente. Algo esto último que, a la luz del desopilante talante de las páginas de las aventuras trasnochadas de Marcela, me resulta de todo punto imposible.

Por más que mucho de lo que se trata en estas páginas me sea completamente ajeno de forma directa, sí reconozco en las hazañas nocturnas de Marcela algunas de las proezas discotequeras de antiguos compañeros de estudios, y aunque así no fuera, el basar la efectividad del humor que aquí se maneja en la inmensidad de tópicos que rodean a las salidas nocturnas, las borracheras, las resacas y los nefastos efectos de éstas en las células grises sería garante más que suficiente para echar las sanas risas que provocan las burradas que Moreu se saca de la manga. Bien es cierto que su dibujo no es nada del otro mundo y que esos brazos a lo Mr.Fantástico con los que caracteriza a todos sus personajes distraen inicialmente la atención, pero son éstos males menores que no consiguen despistar al lector de ese foco principal de la lectura que son los diálogos. Cínicos, caústicos, directos y de una elocuencia a prueba de bombas, son esos bocadillos cargados del saber de la calle los responsables últimos de terminar convirtiendo a ‘Resaca’ en el honesto divertimento que es.