COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Red Room’, lo que el gore se dejó

Cuando ‘Tesis‘, el debut de Alejandro Amenábar en el campo del largometraje, llegó a la gran pantalla, el grueso del público se sorprendió e incluso alarmado al descubrir que existía algo como las películas snuff. Un pequeño margen del respetable, aquellos que como el personaje de Chema ya conocían tendencias como el gore o el cine Mondo, no lo hizo tanto. Pero al igual que ‘Tesis’ es una película de esa época en que los films llegaban directamente a la gran pantalla mientras ahora lo más común es lo hagan vía plataforma, ese enfermizo género sobre el que investiga Ángela, su protagonista, ya no llega en formato VHS, sino que lo hace en los canales de la dark web, ese submundo en el que las pesadillas pueden hacerse realidad. En él se sumerge de lleno Ed Piskor, un autor que cambia completamente de tercio tras obras como su aclamada etapa en X-men, para contarnos cuatro historias en torno a esa ciudad digital en la que no hay reglas y la única ley es el bitcoin.

Creo que leído lo anterior no haría falta ni decirlo, pero este ‘Red Room‘ es una obra que hay que mantener fuera del alcance de niños y personas sensibles. Y aún dejando a estos grupos fuera le va a costar encontrar su público, siendo lo más simple y concreto calificarla de perturbadora. Su creativo e inclemente sentido de la violencia gráfica, algo que generalmente resulta identificar con algunos autores orientales o cómics ya clásicos como ‘Predicador‘, pero que aquí alcanza una vertiente más sucia y gratuita, pone a prueba el estómago de más de uno. ‘Red Room’ es una de esas locuras que, como bien alude en su prefacio Piskor, puede verse como una versión ultragore de cómics como los célebres ‘Cuentos de la Cripta‘ (es más, en el último de los cuatro números que componen el tomo nos encontramos a una suerte de presentador bautizado como El guardián de las criptomonedas), pero que cuesta menos identificar con el séptimo arte remitiéndonos a películas como ‘Hostel‘ o la cinematografía de directores como Jörg Buttgereit o Rob Zombie.

Pero dejando aparte unas escenas con ecos a tortura medieval que se apoderan de la retina del lector antes de que comience la historia propiamente dicha, nuestro cómic gira en torno a las salas rojas de la Dama Pentáculo, unas emisiones en la red oscura accesibles a través del pago en criptomonedas en las que una serie de psicópatas ataviados con grotescos disfraces, entre el look sadomaso o el disfraz al estilo de ‘La purga‘, asesinan sin piedad y utilizando los más diversos instrumentos, hasta pirañas, para acabar con unas víctimas elegidas al azar, tras mutilarlas de todas las formas posibles. Con este trasfondo como elemento común Ed Piskor va a comenzar contándonos la historia de un hombre que, tras sufrir un horrible drama personal, va a encontrar su particular via de escape primero como espectador y después como algo más.

Ed Piskor al Twitter: "Red Room progress... https://t.co/hUlbqWr8xa" /  Twitter

Pero esta es sólo la más extensa de las cuatro que conforman el volumen, y aunque veremos alguna pequeña conexión con las siguientes, le seguirán otras tres narraciones independientes protagonizadas por un trabajador (o casi podríamos decir esclavo) de la web y un candidato a víctima, un experto informático que intenta descubrir quién está detrás de estás salas rojas y por la familiar de uno de los asesinados que intenta encontrsr el modo de superar el trauma años después de la muerte de este. Un políptico que pone en la picota la deshumanización del individuo bajo cuatro prismas distintos, moviéndose en torno a unos personajes en unos estados anímicos muy distintos frente a una masa que reclama su ración de panem et circenses en unos límites que superan de largo lo éticamente concebible.

Con un detalladisimo dibujo su autor se permite un auténtico ejercicio de libertad creativa, con fuerte aroma underground y un retorcido pero cuidado reflejo de la anatomía. Sometido en parte del cómic a un formato que refleja las pantallas de ordenador en las que se ve el macabro show se permite en el resto jugar continuamente con formatos y márgenes, ateniéndose a las exigencias de un relato que muta continuamente, jugando con sombras y huyendo constantemente de la elipsis en una obra completamente visceral en más de un sentido.

‘Red Room’ es una obra anómala en nuestras librerías, con una reflexión rabiosamente explícita sobre la monstruosidad del ser humano destinada a crear controversia, y que se nos presenta en una completísima edición en tapa dura, con bocetos, storyboards e incluso notas de la mano de su autor. Frente a otros cómics de corte sangriento que se amparan en una premisa propia del fantástico con su correspondiente ración de zombies u otros monstruos, ‘Red Room’ inquieta por ese trasfondo realista que lo hace verosímil y ante el que más de uno echará de menos una crítica punzante por parte de su autor, más que la lectura abierta no carente de alguna pincelada de humor muy negro que nos regala.

Decía la escritora Amelie Nothomb al principio de su novela ‘Ácido sulfúrico‘ «Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo«. ‘Red room’ lo hace viñeta.

Red Room

  • Autores: Ed Piskor
  • Editorial: Planeta Cómic
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 216 páginas
  • Precio: 30 euros
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