DC vivió una etapa dorada en los años 80. La editorial consiguió atraer a muchos grandes talentos, resolvió algunos de sus problemas más graves y consiguió cimentar las bases para el futuro. Muchas de ellas no se han seguido, por desgracia, pero otras cuantas han pervivido y han servido para que los últimos 25-30 años de la editorial hayan dado buenas historias a los aficionados. Ah, y también para no los aficionados.
En Zona Fandom escogemos, en varios posts, quince obras por las que esa década de la editorial merece la pena ser recordada en lo más alto. Sin ranking, sin numeritos, sólo por el mero disfrute de recordar y recomendar cómics:
La Cosa del Pantano (1984)
La etapa de Alan Moore en Swamp Thing es significativa por muchas cosas y ninguna es nimia. La principal es que supone el desembarco de toda una nueva generación de artistas y guionistas en DC. Pero también por acercar un personaje de cómics de terror a la tragedia del Romanticismo y consagrar a Alec Holland como el Frankestein moderno. Y, por último por ser aún insuperable en muchos de sus aspectos y por conseguir que el cómic adulto comenzase a ser más realidad.
Arkham Asylum (1989)
Alegórico, barroco, excesivo. Arkham Asylum sólo podía ser así, ya que nació de la mente de Grant Morrison y de los lápices de Dave McKean. Y gracias a ellos fue como el psiquiátrico de Gotham nunca más volverá a ser un manicomio normal y corriente, sino el desagüe donde desembocan las peores pesadillas del ser humano… incluso aunque ese ser humano se haga llamar Batman. Dibujo recargado, narrativa fragmentada, metáforas exageradas… Diferente a cualquier cómic sobre Batman, pero precisamente por ello esencial.
Crisis en Tierras Infinitas (1985)
No sólo de modernidades vivió DC en los años 80. Si los dos títulos anteriores mostraban la revolución que los británicos trajeron a la editorial, ‘Crisis en Tierras Infinitas’ es un hito por dos razones: la primera, por aprovechar todo el potencial del amplio universo superheroico de la editorial para dar forma a una historia a la que la palabra épica se le queda corta.
Y la segunda, por conseguir que un movimiento editorial no sólo sirviese para vender más, sino para hacer tabula rasa y permitir que las generaciones más jóvenes pudieran entrar en los cómics de DC sin necesidad de llevar consigo el peso de 40 años de continuidad y de historias interrelacionadas. Ah, claro, hay una tercera razón: George Perez.
El Regreso del Señor de la Noche (1986)
Llevamos tres obras y ya hemos pasado por tres grandes nombres de la historia de DC: Perez, Morrison, Moore. Todos ellos volverán a aparecer por aquí en posteriores entregas de la lista, pero aún nos faltaba Frank Miller, quien también tomó a Batman para jugar y rehacer el lenguaje del cómic a su antojo. Inimitable hasta para él mismo, ‘El Regreso del Señor de la Noche’ se aprovecha del ocaso de los dioses (Batman y Superman convertidos en semi-ancianos que han exagerado todos sus defectos) para pegar puñetazos narrativos y buscarle las fronteras al medio dentro de un cómic de superhéroes. Pirueta mortal sin red que salió bien.
Hellblazer, de Jamie Delano (1988)
Otro que cogió el toro por los cuernos fue Jamie Delano. Hasta que el llegó, John Constantine era “sólo” un personaje de ‘La Cosa del Pantano’ de Alan Moore, pero gracias a los primeros 24 números del inglés, el personaje se asentó en la cultura del cómic. Seguramente, hay etapas más importantes para Hellblazer que la de Delano, pero lo cierto es que casi todo lo que cuentan ya estaba aquí. Lo principal, ese mago negro, cínico, fumador y antiheroico, también. Terror moderno al estilo Cronenberg.
Y mañana, otras cinco más.
En Zona Fandom | Especial 75 Aniversario DC
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