Ya sólo el título, ‘La catedral de los abismos‘, evoca imágenes en nuestra imaginación que hablan de mundos imposibles y de edificios que desafían cualquier ley constructiva habida y por haber. Más dichas imágenes quedan considerablemente empequeñecidas, si eso es posible, por el despliegue que, toda vez se ha zambullido uno en la lectura de lo último de Jean-Luc Istin que nos ha hecho llegar Yermo, encuentra pasajes en los que se nos describe un mundo partido escindido en dos mitades por voluntad de dos dioses, el abismo que se abrió entre ambos para zanjar un conflicto entre dos reinos que no parecía conocer fin y la profecía que, recogida en «el Evangelio de Ariathia» afirma que se construirá una catedral que, sirviendo de puente entre el norte y el sur, traerá a un mesías que cambiará la faz de la tierra. Apabullante, ¿verdad? Tanto, que si el responsable de la genial ‘Las crónicas de Excalibur‘ se hubiera dejado ir sin más, nos habríamos sentido muy pequeños y probablemente aplastados por la envergadura de lo que aquí se narra.
Astuto guionista donde los haya, Istin equilibra la vastedad de tanta épica desproporcionada con una escala muy humana que se apoya en una miríada de secundarios pero, sobre todo, en dos polos que, a la conclusión de la lectura de este primer integral —que contiene dos de los tres álbumes aparecidos hasta el momento al otro lado de los Pirineos— todavía no han llegado a tocarse: de una parte, el escritor nos presenta a Sinead, una joven granjera que, tras perder a sus padres de manera trágica, dedicará su vida a buscar venganza y a entrenarse como templaria primero y ladrona y asesina después; de la otra, Pier de la Vita, un maestro cantero que verá como su vida es puesta patas arriba cuando un poderoso mago se niegue a pagar las costas de la torre de hechicería que le ha construido. Entre ambos, como digo, hay una legión de secundarios que conforman un mundo apasionante y rebosante de vida por el que es toda una gozada pasearse, sobre todo cuando viene descrito en lo gráfico por el asombroso talento de Sébastien Grenier.
Bien es cierto que, si a sus personajes hemos de referirnos, lo espectacular del diseño queda algo mancillado por lo hierático de su expresividad, un hieratismo que, hasta cierto punto, se las apaña para contaminar la narrativa cuando esta ha de recurrir a las pocas secuencias no expositivas del guión. Afortunadamente, esta parte de la personalidad visual de ‘La catedral de los abismos’ no es suficientemente importante como para arruinar la suntuosa belleza y espectacular épica que exudan los paisajes y escenarios por los que se mueve la acción, dejando Grenier volar su imaginación para dar con edificaciones, estatuas y ciudades que ríete tú de lo que los chicos de Weta fueron capaces de inventar para la trilogía de ‘ESDLA’ en cines. Finalizando con una doble página asombrosa que deja las cosas en un cliffhanger de esos de mandíbula al suelo, y considerando que el tercer álbum apareció en Francia el pasado mes de octubre, huelga decir que la espera hasta que, con el cuarto de por medio, tengamos la oportunidad de volver a mirar al abismo de Istin y Grenier va a ser muy, muy larga. Y no es la primera vez que terminamos una reseña de Istin con esa reflexión. Algo tendrá el guionista.
La catedral de los abismos 1
- Autores: Jean-Luc Istin y Sébastien Grenier
- Editorial: Yermo Ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 112 páginas
- Precio: 26,60 euros en