Aprovechando la reciente aparición de ‘La isla de los cien mil muertos‘, y de forma similar a como ya hiciera el pasado mes de diciembre con Frederik Peeters, comienzo aquí a repasar las fascinantes lecturas que componen el material que Astiberri le ha ido publicando a Jason en los últimos nueve años, siguiendo para ello el mismo orden en el que la editorial bilbaína ha editado los doce títulos de los que daremos cuenta (que no es el orden original en el que el autor las fue publicando).
‘Un paso en falso’, un autor de pocas palabras
Tras el nombre artístico de Jason se esconde John Arne Sæterøy, un noruego nacido en 1965 que empezaría su andadura profesional a principios de los ochenta. Publicando su primera novela gráfica en 1995, ‘Lomma full av regn’ (‘Pocket Full of Rain’, un título que Fantagraphics sí ha editado en Estados Unidos pero que aquí no ha llegado a ver la luz), con el cambio de milenio Jason dedicará todos sus esfuerzos a este formato en el que han aparecido desde entonces sus historias.
Agotados tiempo ha, los dos primeros volúmenes que Astiberri editó de su producción (en 2004 y 2005 respectivamente) fueron ‘¡CHHHT!‘ y ‘Espera…‘, una inmejorable carta de presentación que hace poco era recopilada en ‘Un paso en falso‘ y la más temprana muestra de las principales características que, desde entonces, han marcado la trayectoria de Jason.
La primera de ellas, qué duda cabe, es la antropomorfización de todos los personajes de sus obras. Perros, gatos y pájaros suelen compartir protagonismo de forma indistinta en los muchos relatos que el noruego ha ido publicando en los últimos años. Pero allí donde el ‘Maus‘ de Spiegelman dotaba de inusitado significado a la asignación de las especies animales, Jason evita cualquier posicionamiento en este sentido, siendo en el guión y en una magistral narrativa secuencial donde apoya el peso de sus lecturas.
Otra de las principales características de la obra de Jason es la no abundancia de diálogos, llegando incluso a prescindir completamente de ellos en varios títulos, siendo ‘¡CHHHT!’ la muestra más evidente de ello junto con ‘En pocas palabras‘. Cargando las tintas en la intensa fuerza con la que se sabe capacitado a la hora de hacer llegar sentimientos como la melancolía, la desesperanza o la pérdida, Jason elige esta última, centrada en la ausencia de un ser querido, para comenzar la dispar narración que componen las diferentes historias de este volumen con una intensidad impresionante.
Constante también en sus publicaciones son, de una parte, un humor, casi siempre agridulce, que no por ello evita el que el lector esboce sonrisas aquí y allá con ocurrencias como, en el caso de ‘¡CHHHT!’, contemplar la forma en la que la muerte se apega a aquellos que deben fenecer; y de la otra, la casi siempre cerrada estructura de 2×3 viñetas por página que rara vez es rota.
A estos cuatro puntales como cimientos en la práctica totalidad de sus obras, Jason irá añadiendo en según qué títulos, valores que hacen de muchos de ellos pequeñas joyas del noveno arte, siendo ‘Espera…’ un claro ejemplo de cómo todo lo anteriormente expuesto se conjuga para dar como resultado una lectura sin par.
Tal es la fuerza del mensaje que en ‘Espera…’ aguarda al lector, que muchas de las conversaciones entre los personajes podrían haber sido eliminadas sin que se redujera ni un ápice la intensidad con la que se transmite el mensaje del tebeo. Y este no es otro que lo azaroso de la vida, lo rápido que puede operarse un cambio en la misma, y las nefastas consecuencias que éste puede tener para nuestro futuro.
Su final, de un nihilismo demoledor, no deja dudas acerca de la futilidad de muchas de las irritaciones que los seres humanos nos llevamos día sí, día no (y si toca el del medio también). Con un esperanzador mensaje escondido tras la congoja y el dolor que rezuman las últimas páginas, Jason da con ‘Espera…’ no sólo una magistral lección de cómo hacer buen cómic sin necesidad de grandes alardes, sino una necesaria y sincera bofetada al lector que siga creyendo que los tebeos son una forma de literatura menor, al tiempo que enhebra una enseñanza vital de esas que permanece imborrable en el tiempo.
‘No me dejes nunca’, Jason, el Adriá de los cómics
Si pudiéramos comparar cualquier trabajo de Jason hasta la fecha con una receta culinaria, la mejor forma de definir las creaciones del autor sería a través de esas insospechadas fusiones a las que gente como Adriá o Arzak tanto nos tienen acostumbrados en los últimos tiempos y que han dejado atrás conceptos en su momento tan revolucionarios como la nouvelle cuisine para ofrecernos deconstrucciones y estrambóticos experimentos con nitrógeno líquido u oro en polvo.
Maestro en esto de servir como crisol de influencias de lo más variopintas, Jason nos ofrece en ‘No me dejes nunca‘ un recital de imaginación portentosa en la que confluyen inesperadas referencias cinematográficas y, en esta ocasión, todo un repaso a la generación de escritores que hicieron grande a la literatura universal desde el viejo mundo.
Para ello, el noruego sitúa la acción del volumen en el París de 1920, y nos va presentando, como sólo él sabe hacerlo, a Ernest Hemingway (curiosamente el título original del tebeo), Scott Fitzgerald o James Joyce, escritores todos que por aquél entonces frecuentaban las calles más bohemias de Montmartre.
Pero claro está, viniendo de Jason uno no puede esperarse menos que lo extraordinario, y en este caso el toque de genialidad del autor es convertir a estos tres grandes literatos y a otros que aparecen citados (genial la referencia a lo confuso de la narrativa de Tolstoi con tantos personajes) en autores de cómics que pelean día a día por buscarse la vida en un competitivo mundo. Una situación que, obviamente, sirve de reflejo directo de lo que en el mundillo del noveno arte es una constante.
Y si esta curiosa conversión, que como ya he dicho da para chistes de un humor bastante ácido, no fuera suficiente, a la mitad del relato Jason se quita un disfraz, para ponerse otros dos muy diferentes con nombres propios: Akira Kurosawa y Stanley Kubrick. La forma en la que ambos cineastas relataron ‘Rashomon‘ y ‘Atraco Perfecto‘ es tomada como préstamo directo para narrar un robo desde diferentes puntos de vista envolviendo finalmente la globalidad del tebeo, como será constante en él, de una sutil reflexión acerca del amor.
‘¿Por qué haces esto?’, la soledad del voyeur
Teniendo en cuenta que de toda la filmografía de Hitchcock, ‘La ventana indiscreta’ es de mis tres favoritas junto a ‘Vértigo’ y ‘Psicosis’ (esta última en una posición ex-aequo junto a ‘Con la muerte en los talones’), estaba bastante emocionado ante la posibilidad de ver una suerte de versión de la misma en las páginas del presente tebeo. Pero como ya me había pasado con las otras dos lecturas de Jason, el resultado final ha superado cualquier expectativa que pudiera guardar.
En esta ocasión, el artista elige como tema fundamental para la lectura la soledad y lo que hacemos para copar con ella y, a partir de ahí, concreta una apasionante historia de asesinatos y confusiones que incide continuamente (y de una forma que se antoja casi cíclica) sobre el motivo principal.
¿Por qué no podemos estar solos?, ¿qué seríamos capaces de hacer para evitar la ausencia de compañía?, ¿cuán dependientes somos de las personas con las que compartimos nuestra existencia?. Estas y otras muchas preguntas son las que Jason lanza a la cara de sus lectores para que seamos nosotros, a través de su magnífico guión y la simpleza de su storytelling (del que ya mucho hemos hablado), los que llenemos la lectura de significado a través de nuestro bagaje personal.
Todo un reto al que, al menos en mi caso, estuve encantado a someterme si, como así fue, el resultado final es tan soberbio, emotivo y con tantas resonancias como el que terminó desprendiendo este ‘¿Por qué haces esto?’ y, de una forma u otra, terminará dejando la totalidad de la obra de un autor brillante.