Vayamos, nada más empezar, con una de esas sentencias que dice mucho, no sobre el material a tratar, sino sobre el redactor que opina: Iron Man siempre ha sido uno de los personajes que más antipatía me ha generado del Universo Marvel. Ojo, del Universo Marvel de viñetas, que si del cinematográfico hubiera que hablar, estaríamos en las antípodas de esa afirmación porque, seamos francos, lo que Robert Downey Jr. hizo con el vengador dorado es genial. Bajo el paraguas de tan radical opinión, cabría pensar que servidor nunca ha tenido a bien acercarse a nada que huela a Tony Stark y su microcosmos…pero nada más alejado de la realidad. A ver, no he leído ‘Iron Man‘ como sí he hecho con ‘Daredevil‘ —un personaje al que no he abandonado en ningún momento desde que Kevin Smith y Joe Quesada lo llevaran a considerable altura allá por por mediados del segundo lustro de los noventa—, pero eso no quita para que, cuando el «hojalata» ha tocado techo —algo que en mi humilde opinión ha pasado bajo la tutela de Warren Ellis y, después, bajo la denostada etapa de Brian Michael Bendis—, ahí haya estado dando el callo y consumiendo con avidez sus aventuras, ni para que, al poder asomarme a estas páginas con las que Panini inaugura nuevo sello, no deje de reconocer los muchos méritos que hacen de ‘El invencible Iron Man’ de David Michelinie, John Romita Jr. y Bob Layton, un clásico de entidad de la Casa de las Ideas.
Uno de esos que ha ejercido tan enorme influencia en todo lo que vino después del personaje, que lo que aquí postularon sus autores, algo más de cuatro décadas atrás, todavía se deja sentir en las páginas del superhéroe de la armadura roja y oro. Y es que lo que aquí hicieron guionista y dibujantes —al margen de Romita Jr. y Layton se pasean por aquí nombres como el de John Byrne— comienza a dejar entrever su relevancia en la iconografía del personaje cuando atendemos a las primeras apariciones de, entre otros, James Rhodes o Justin Hammer o, por supuesto, a aquél número, de legendaria portada de Layton —el 128 de la numeración original yanqui—, en el que un demacrado Stark hacia frente a los horrores del alcohol, esos que lo han perseguido a lo largo de su vida desde entonces cada vez que el guionista de turno se acuerda de sacar a flote la inclinación del multimillonario por empinar el codo…y toca arrastrar al genio de la ingeniería por el lodazal que ello supone.
Inmerso en las muy variadas aventuras que presentan los 16 números —del 113 al 128— contenidos en este primer volumen de ‘Obras Maestras Marvel‘ —de los tres que serán los que recopilen tan fértil etapa—, por estas páginas veremos a Iron Man repartir estopa a Whiplash, compartir espacio con Namor, vérselas con algún bello ejemplar de su talón de Aquiles —las mujeres, no el alcohol—, despertar la ira de Nick Furia o sucumbir a las mentiras de Madame Máscara. Todo ello en un conjunto en el que vemos la evolución mes tras mes de un John Romita Jr. que, cuidado, no es aquí ni la sombra de lo que llegará a ser. De hecho, cuesta mucho reconocer en esta versión primeriza del artista al que hoy en día encontramos en cada nuevo proyecto que toma bajo sus lápices. Tanto, que es en realidad a su padre al que, en no pocas ocasiones, parecerá vislumbrar en esta o aquella viñeta.
Independientemente de esa cualidad del trazo de Romita Jr., que tan bien juega a modernizar las formas clásicas de su progenitor, es innegable que, con más de cuatro décadas a sus espaldas, y asumiendo lo que eso implica en términos de guión y diálogos —sobre todo de éstos, que pueden llegar a ser agotadores—, este ‘Invencible Iron Man’ es una de esas lecturas obligadas para cualquier fan de Marvel que se precie. Y os lo dice alguien que, os recuerdo, nunca ha tenido en estima al personaje. Algo muy bueno tiene que haber aquí para llevarme a tal conclusión ¿no creéis? ‘Nuff said!!!!!!
El invencible Iron Man de Michelinie y Romita Jr. 1
- Autores: David Michelinie, John Romita Jr. et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 336 páginas
- Precio: 42 euros
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