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IV. Nausicaä del Valle del Viento

‘Ciudad’, la urbe infinita

Ciudad

Publicada hace 24 largos años, la recuperación por parte de Astiberri de ‘Ciudad’ es motivo de enorme algarabía para el que esto suscribe por dos razones. Una, por poder contar por fin con una edición en «gloriosa» tapa dura de una obra fundamental dentro del cómic en español —o hispano, como vosotros prefiráis— con la que sustituir al álbum en tapa blanda de Ediciones 11:11 que figuraba hasta hace bien poco en mis estanterías —sí, soy un enfermo que, a la que surge la oportunidad, regala la edición en rústica que sea si eso supone poder engalanar mis baldas con el mismo material encuadernado en un formato más duradero…manías que tiene uno. Y dos, y más importante, porque aunque muchas han sido las lecturas que en los tres últimos lustros le he hecho a tan insigne obra, acercarse de nuevo a ella con la excusa de comprobar la calidad de la edición —incuestionable, por otra parte— permite seguir descubriendo nuevos matices con los que abundar en la calificación de obra maestra que ya mereció en su momento hace tantos años.

Los dos nombres tras tan asombroso despliegue de talento no necesitarían, a entender del que esto suscribe, más presentación que la «un cómic escrito por Ricardo Barreiro y dibujado por Juan Giménez«. Pero como quiera que entiendo que para muchos de vosotros pueden ser unos perfectos desconocidos, dediquemos unas breves líneas a dar sucintas pinceladas sobre las trayectorias de tan fundamentales artistas del tebeo hispanoamericano. Barreiro, considerado como uno de los maestros indiscutibles de la historieta argentina, es responsable de títulos como ‘Parque Chas’, primera obra dibujada por Eduardo Risso —con el que el guionista también colaboraría en ‘Caín’—, la continuación de la legendaria ‘El Eternauta’, o las fabulosas ‘As de Pique’ —que conocía hace pocos años una imprescindible reedición por parte de Dolmen— y ‘Estrella Negra’, títulos ambos en los que el desaparecido artista colaboró con el gran Juan Giménez.

De Giménez, por su parte, quizás todo lo que habría que decir —por mucho que fuera reducir a un sólo título el genio gráfico del argentino— es que fue el responsable de co-crear, junto al ecléctico Alejandro Jodorowsky, ese pináculo de la ciencia-ficción aviñetada que es la saga de ‘La Casta de los Metabarones’, una epopeya galáctica que le tira los tejos a mil puntos cardinales de la geografía del género, que sirve como complemento asombroso de ese otro hito del tebeo francobelga que es ‘El Incal’ y bajo cuyo pecho palpita con más intensidad que ninguna otra referencia el ‘Dune’ de Frank Herbert. Con la referencia de ‘Los Metabarones’ como punto cúlmen de su trayectoria, y los citados títulos elaborados junto a Barreiro quedándose muy poco por detrás, es ‘Ciudad’ sin embargo el otro trabajo de Giménez que habría que apuntar como punto de encuentro ineludible e imprescindible dentro de la tebeografía del artista.

Ciudad interior

Y es que las páginas que componen este portentoso volumen son, en su asombroso uso del blanco y negro y en lo expresivo de los claroscuros derivados de éste, una muestra mayestática de las asombrosas capacidades de Giménez para plasmar sobre el papel cualquier idea que el más atrevido guionista —y a atrevido pocos ganan a Jodorowsky— le ponga por delante. Si son sus personajes los que hemos de juzgar, la capacidad expresiva que el dibujante consigue imprimir a los mismos tiene pocos rivales. Si sobre los fondos y diseño de escenarios hay que debatir, y con la especial relevancia que adquiere en ‘Ciudad’ la arquitectura, no cabe duda de que Giménez se deja la piel en construir una entidad creíble y aterradora que escapa veloz a la máxima Protagoriana de «El hombre es la medida de todas las cosas».

Fusionadas ambas cualidades en una narrativa sin fisuras, que transmite con intensidad suma el desasosiego y el horror de ese protagonista llamado Jean que queda atrapado entre las calles interminables de una ciudad imposible e infinita, es muy evidente que el otro cincuenta por ciento de ‘Ciudad’ es el que destila a través del guión las múltiples sensaciones que van atenazando al lector conforme se adentra en la artera urbe: compuesta de relatos cortos de 12 a 14 páginas, el tapiz que va entretejiendo Barreiro a través de los retazos que conforman todos y cada uno de ellos, termina por configurar una historia que es tan brutal en lo fragmentado de su entidad como fascinante en su concepción global.

Metáfora evidente de la deshumanización que la metrópolis ejerce sobre el ser humano y vérsatil tratado sobre la despersonalización de la urbe como elemento global que se acerca sobremanera a los postulados de ‘Las ciudades oscuras’ de Schuiten y Peeters de las que hablábamos hace pocas semanas, huelga decir que la lectura de ‘Ciudad’, como apuntaba al comienzo del texto, es uno de esos ejercicios recurrentes a los que todo lector de cómic que se precie debería someterse importando entre muy poco y nada las filias hacia un género o estilo de tebeo concreto. La universalidad de lo que aquí se maneja, la calidad con la que se hace y la fuerza que dimana de todas y cada una de las viñetas de esta magna obra es prueba fehaciente de que esta ‘Ciudad’, como la «Fantasía» de Michael Ende, no conoce fronteras.

Ciudad

  • Autores: Ricardo Barreiro y Juan Giménez
  • Editorial: Astiberri
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 192 páginas
  • Precio: 22,80 euros en

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