No sé si los ahorrillos os darán como para haceros con el kit mata-vampiros del que hablamos hace unos días. De todas formas, y aunque sea sin protección, no dudéis en dedicar algunas horas de este finde a estas historias protagonizadas por los señores de la noche (con el permiso de Batman).
Los vampiros forman parte de la mitología popular desde hace por lo menos un par de siglos. De las leyendas y los cuentos populares, dieron el salto a otras expresiones artísticas más recientes como el cine y el cómic. En el caso del celuloide, hasta el mismísimo Humphrey Bogart interpretó a un vampiro en su momento (El retorno del Dr. X, de Vincent Sherman); y en el cómic, pocos autores se han resistido a ofrecer su propia visión del género.
Entre tal cantidad de material, es lógico que abunden las obras desechables y carentes de imaginación. Así que con esta lista he querido destacar unas cuantas, de diferentes géneros, que creo que valen la pena para una sesión de medianoche.
1. Un cómic: Crimson
Aunque ya había visto su trabajo para Impulse, fue esta serie la que me enganchó al estilo de dibujo de Humberto Ramos. Crimson nos cuenta la historia de Alex Elder, un adolescente que es atacado por una horda de vampiros durante una noche de farra con sus amigos. A partir de aquí arranca un argumento bastante recurrente en los cómics del género: la adaptación del protagonista a su nueva forma de vida y a la insaciable sed de sangre que lo atormenta.
La obra completa apareció en 25 comic-books que posteriormente fueron recogidos en cuatro tomos recopilatorios. Junto con el dibujo, el plato fuerte de esta obra es su abanico de personajes secundarios, representantes de diversas razas oscuras perfectamente definidos. Cierto es que Crimson recae en ciertos tópicos (como el tema de que Alex sea “el elegido”, un título que ya empiezo a odiar profundamente), pero el interés creciente de su trama y su calidad gráfica la convierten en una serie muy recomendable.
2. Una peli: La sombra del vampiro
Desde que se estrenó esta película en el año 2000, pocas han podido superarla en originalidad y en respeto al género. La cinta dirigida por Elias Merhige y escrita por Steven Katz nos invita a acompañar a F. W. Murnau (interpretado por John Malkovich) y su equipo de rodaje durante la filmación de Nosferatu, otra película obligada para los fans del fantástico que es considerada la pionera en el género vampírico.
Ninguna persona del reparto lo sabe, pero resulta que Max Schreck, la persona encargada de interpretar a Nosferatu, es realmente un vampiro. Aquí entra en juego el actor Willem Dafoe, que interpreta con maestría al vampiro gracias a la estupenda caracterización del equipo de maquillaje y, especialmente, a su efectivo lenguaje corporal: su forma de andar, de gesticular, que le dan un aspecto enormemente inquietante.
Además de ciertas dosis de terror muy comedidas, nos encontramos en este film con mucho humor negro y reflexiones sobre el 7º arte. Un peliculón en toda regla.
3. Un libro: Déjame entrar
En un principio, tenía pensado comentar la novela corta Carmilla que escribió Sheridan Le Fanu en 1872, una obra que contenía terror y erotismo a partes iguales. Sin embargo, me acordé de esta novela del autor sueco John Ajvide Lindqvist y decidí cambiar de idea. Por un lado, por las novedades que aporta a este género tan maltratado últimamente; por otro, porque en el pasado festival de Sitges se proyectó la adaptación cinematográfica, que promete bastante, y no creo que tarde demasiado en llegar a las salas de nuestro país.
Déjame entrar nos cuenta la historia de Oskar, un chaval que es el hazmerreír de su instituto a causa de su carácter y su sobrepeso. Un chico solitario cuya vida cambiará al encontrarse con Eli, una niña de unos 12 años que recientemente se ha mudado a la casa de al lado. Allí vive encerrada a cal y canto con un hombre mayor cuyo parentesco con la niña no está del todo claro.
La relación de Oskar y Eli se basará fundamentalmente en pequeñas conversaciones a través de los muros que separan sus habitaciones y algunos encuentros furtivos en la calle. Lindqvist firma una novela que no sólo se huelca en lo fantástico, sino también en ciertos aspectos sórdidos de la sociedad sueca. Si queréis leer una reseña más completa de esta obra, podéis pinchar aquí.
4. Un anime: Blood, el último vampiro
Blood nos propone acompañar a Saya durante el cumplimiento de su misión para exterminar vampiros. Una historia que consigue una mezcla bastante equilibrada entre acción y terror cuya única pega es su corta duración. Los 48 minutos que dura el anime se quedan en nada, y apenas nos da tiempo a rozar la superficie de una trama que debemos completar con sus respectivas versiones en manga y videojuego.
A pesar de todo, el visionado es una delicia gracias al excelente apartado audiovisual. A pesar de que la animación es enteramente digital, está realizada de tal manera que conserva el encanto de la animación tradicional, enriquecida por los avances de la técnica especialmente en el terreno de la iluminación.
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