En este verano relativamente vacío a nivel de series para mí ‘True Blood’ era de las cosas más apetecibles para ver. Básicamente por su brillante (que no excelente) primera temporada que, aunque arrancó floja (muy floja) sí que poco a poco logró mantener interés llegando a ser una serie bastante digna de ser vista. Así que el pasado domingo se estrenó en HBO la segunda temporada de la serie de Alan Ball.
Con la segunda temporada ‘True Blood’ afronta su prueba de fuego. En la segunda temporada es en donde de verdad se miden las series ya que ya no hay el elemento original de los primeros episodios y ya conocemos a los personajes (y a algunos les tenemos demasiado vistos), por lo que en la segunda temporada es en donde la serie tiene que reinventarse a sí misma e innovar para mantener el interés.
El episodio comienza donde nos dejó la primera temporada, con Sookie y Tara gritando como histéricas. Y enseguida nos resuelven la razón de sus gritos, tenemos nuevo crimen sin resolver en Bon Temps. Un crimen cruento que es el primero, pero sin duda no será el último de la temporada ya que nos encontramos con el que parece ser el «asesino de la temporada».
‘Nothing But the Blood’ (el 2×01) se dedica casi exclusivamente a atar cabos sueltos y avanzar un poco tramas de la primera temporada. Tal es la dependencia de la primera temporada que si me llegan a decir que es el decimotercer episodio de la temporada anterior en vez del primero de la nueva me lo hubiera creído por completo. Es que de hecho no hay nada en este episodio que no viniese de la temporada pasada en mayor o menor medida.
Me explico, procurando no soltar mucho spoiler. Bill comienza la convivencia con su «discípula» (ahora mismo no me acuerdo de la palabra exacta) Jessica, Sookie se entera de la muerte de su tío abuelo y de que Bill es el culpable, Jason sigue con su afiliación a la Comunidad del Sol, descubrimos el paradero de Lafayette y Tara sigue con Maryann, aunque no parece una relación muy fiable.
En conclusión, me ha parecido un episodio del montón, el nivel medio de la serie pega un bajón importante y no están las cosas como para andar jugándosela episodio tras episodio. ‘True Blood’ no puede permitirse bajar el nivel, sino que debería mantenerse como poco al mismo nivel que la primera temporada, ya que de lo contrario la habremos perdido.
PD. ¡Ah! y también se puede confirmar que el señor Alan Ball sigue sin manejar bien los cliffhangers.
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