Steven Lisberger no es un tipo brillante, admitámoslo. Echando un vistazo a su breve filmografía tan solo ‘Tron’ brilla con luz propia e incluso esta no está exenta de defectos. Sin embargo, hasta un tipo como él pudo revolucionar el concepto que se tenía del cine en los años 80 haciendo realidad una película que rompía moldes. En 1982 ‘Tron’ fue pionera en el uso de gráficos por ordenador, decorados virtuales y efectos especiales y se convirtió en una cinta de culto. Ahora, en 2010, el director cambia su silla por la de productor para revisitar con ‘Tron Legacy’ el mundo que creó.
Tras crear ‘Tron’ hace más de 27 años, ¿qué se siente al estrenar la secuela?
Steven Lisberger: He aprendido la lección: algunas de las mejores cosas en la vida tardan una eternidad en llegar, pero vale la pena esperar y trabajar para ello. Esta es una de esas cosas. De todas formas, no imaginé que sucedería un cuarto de siglo después. Es una experiencia increíble que aún estoy procesando. Como la película, estoy en una realidad alternativa.
¿Qué fue, a su criterio, lo que desató un apoyo tan ferviente y duradero todos estos años?
Se trataba de la identificación de la generación que heredaría el ciberespacio; que iba a crecer en él. Era su mitología, no la mitología de sus padres. La llevaron en su corazón todos estos años, los acompaña desde entonces. Lo que más disfruto de toda esta experiencia es que la historia de ‘Tron’ se haya vuelto real para las nuevas generaciones. Es su historia.
¿Cuáles son las tecnologías o las teorías científicas que han inspirado la película?
Lo más interesante sobre aquellos programadores pioneros es que su principal contribución no fue su conocimiento tecnológico. Ellos me inspiraron por su personalidad y su valentía. Asumieron un gran compromiso, aún antes de que nosotros llevásemos ‘Tron’ a otra escala. Cuando los conocí estaba tan impresionado… para mí eran guerreros, ellos se convirtieron en los guerreros cibernéticos. Se transformaron en el instrumento que me hizo sentir que podíamos contar una historia mítica de estas figuras heroicas y genuinas.
¿Qué tiene de especial ‘Tron Legacy’?
La primera película fue diferente, la historia era diferente, la temática era diferente. Creo que en la época del primer film la novedad se basó en el idealismo de pensar que podíamos ponernos a trabajar en la tecnología… No había teléfonos móviles, los ordenadores personales no estaban muy extendidos, la gente le tenía miedo a las computadoras; todos pensaban que iban a apropiarse de nuestras vidas. El objetivo de mucha gente en esa época era, en realidad, llevar esa tecnología a cada hombre, mujer, niño; ese fue el objetivo de Bill Gates y Steve Jobs. Y lo hicieron, y fue terriblemente liberador. Ésa es la historia de ‘Tron’. La gente no sabía lo qué era un usuario o un programa, y ahora todos somos usuarios. ‘Tron Legacy’ es la segunda fase de este ciclo, en el cual todos tenemos la tecnología a mano. Pero la pregunta es si le estamos dando el mejor uso, si está logrando lo que siempre soñamos que haría, que es unirnos a todos, o si al final se interpondrá y nos desconectará.
Cuando conoció al director de ‘Tron Legacy’, Joseph Kosinski, ¿qué discutieron?
Joe creó una secuencia de prueba muy particular y yo lo conocí cuando estaba terminándola. En ese momento, él dejó que las imágenes y su talento hablaran. No tuvimos que discutir mucho después de ver esas imágenes. Sentí que era un talento único, que era realmente dedicado en muchos sentidos; lo único que tenía que asegurarme era no interponerme entre él y ‘Tron’. Yo estaba ahí para alentarlo, para ser una referencia o para ser alguien contra quien descargarse. Pero estaba claro desde el principio que él se iba a volcar completamente en el proyecto. Y fue el productor Sean Bailey quien unió todos estos elementos. Es un experto en eso y en cómo utilizar todo ese talento en el lugar indicado, en el momento justo. Cuando lo conocí, sinceramente sentí que era momento de pasar la antorcha. Sentí que había corrido una maratón para llegar a ese punto y que la secuela de ‘Tron’ había pasado por muchos comienzos en falso. No podría estar más contento de lo que estoy, por ser parte de este trabajo.
¿Cómo era el mundo original de 1980 y el mundo en el estudio de rodaje de esa época?
Comimos mucho sushi, jugamos a muchos videojuegos, e hicimos saltar bastantes fusibles en Burbank (California). Como el estudio era todo negro, teníamos que iluminarlo tanto que no había reflectores para iluminar a los personajes en sus trajes cuando estaban al otro lado del estudio. Recuerdo que un día, el techo del estudio estaba tan iluminado que era como estar parado frente al sol. De repente se apagaron las luces, todo quedó a oscuras, y pensé que era sólo allí. Luego alguien vino y me dijo: “Acabas de quemar algunos fusibles de la ciudad de Burbank”. Era lógico, porque era pura energía eléctrica y la estábamos consumiendo toda. Me pareció bien hacerlo en los estudios de Disney. Fue un rodaje extremo en el amplio sentido de la palabra. Hubo un momento que no voy a olvidar que fue cuando uno de los empleados más antiguos de Disney, que está en el estudio desde hace años, vino y me dijo: “La gente no se da cuenta, pero las cosas eran muy experimentales en la época de Walt. Y la impresión que tenemos en el estudio haciendo ‘Tron’ nos recuerda a esa vieja sensación”. Debo decir que por cómo se hacen las cosas hoy en día, muchas de las películas de imagen real se ruedan en otros lados por diversos motivos, pero nosotros tuvimos la suerte de poder rodar bastante de ‘Tron Legacy’ en las instalaciones de Disney. Pero el rodaje original fue especia… Seguimos esperando que salgan los elfos, que los enanitos nos ayuden y que pase Bambi saltando, pero jamás ocurrió. Aún así, fue realmente mágico.
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