Gracias, Sr. Nolan, con ‘Origen’ ha vuelto a lograrlo. Ha conseguido que vuelva a salir de un cine emocionado, después de haber disfrutado de una gran obra de ciencia ficción que, además, se centra en el mundo onírico. Por si no lo sabe, como fan de los Mitos de Cthulhu, ver una película de ciencia ficción onírica para mi es una bendición. Sobre todo si es tan inmensa, tan grandiosa.
‘Origen’ tiene muchos méritos. Ha conseguido ser la primera película de acción basada en masivos efectos especiales, en más de diez años, capaz de no recordarme a ‘Matrix’ mientras la veo. Ha conseguido que no me estorbe Di Caprio en pantalla (aunque buena parte de esto se debe a la magnífica interpretación del susodicho). Ha conseguido por primera vez en mucho tiempo que piense que aún quedan ideas originales en Hollywood. Y ha conseguido que no me sienta que mi inteligencia es insultada.
Porque es tan habitual insultar al espectador en el cine norteamericano… “verás, te voy a explicar lo que estás viendo”, o “te voy a contar una chorrada, para que cuando después me haga falta en otra escena sepas de dónde me lo he sacado”. Pero Christopher Nolan ha conseguido que el espectador entienda un argumento complejo, basado en sueños dentro de sueños, sin tener que darle explicaciones innecesarias.
La vida es sueño, ‘Origen’ también
El argumento gira acerca de una tecnología capaz de hacer que una persona interfiera en los sueños de otra. El uso normal es la obtención de secretos que de otra forma no podrían extraerse.
Nolan marca unas reglas del juego comprensibles pese a su complejidad. Logra que queden claras sin comprometer el ritmo narrativo ni la historia. De esta forma sabemos que el intruso puede manipular el sueño, pero que si los cambios son muy irreales el subconsciente del anfitrión se da cuenta y tratan de expulsarle.
Pero el director decide no quedarse en lo básico y plantea el concepto de acceder a un sueño cuando ya se está dentro de un sueño. De esta forma, los programadores asistimos con lágrimas en los ojos a la más hermosa representación de la recursividad jamás vista, en la que los actos de un sueño se transmiten a niveles inferiores, y para concluir deben esperar a que el último nivel se resuelvan. Mágico.
Y a pesar de todo, ‘Origen’ es una película en la que el trasfondo de los personajes, especialmente el del protagonista, es el verdadero nexo de la historia. La ruptura emocional en la que vive sumido Dom Cobb es crucial en cada salto onírico, gracias a la inquietante Marion Cotillard, que interpreta a su mujer, personaje recurrente en los sueños en los que Cobb se entromete.
Sin embargo, el bagaje sentimental del resto de personajes apenas se menciona… lo que da argumentos a algunas de las teorías que surgen en el debate post-película. Por poner un ejemplo, se echa en falta conocer en más profundidad a Ariadne, interpretada por Ellen Paige, que al igual que en la mitología griega, se cruza con Cobb para sacarle de su Laberinto del Minotauro particular.
Derroche visual sin estridencias
Es innegable que buena parte de la grandeza de esta cinta se sustenta en sus efectos especiales, pero tengo que recalcar que ni cansan ni resultan forzados. La sensación que el espectador tiene durante las escenas de sueños es similar a la que tienen los propios personajes: es una escena perfectamente real, en la que de repente hay algo que no encaja… y a partir de ese momento, el tejido de la débil realidad cede y se revela el sueño.
En definitiva, todo el derroche visual está al servicio de la historia. Los escenarios son hermosos, perfectos, y en los momentos de tensión se vuelven agobiantes, y te meten en situación, hasta el punto de ser imposible no empatizar con los personajes. Ayuda la banda sonora de Hans Zimmer, que aporta la intriga necesaria sin tratar de robar protagonismo.
Sueños moviditos
El núcleo central de la historia es, como ya he comentado, el de los personajes interfiriendo en sueños dentro de sueños. Nolan realiza un ejercicio que nos recuerda al experimento excepcional que fue ‘Memento’. Pero a diferencia de aquella, ‘Origen’ mantiene un perfecto equilibrio entre complejidad y giros argumentales con escenas de acción.
Cuando el subconsciente detecta una intromisión, la rechaza. Generalmente con explosivos y fusiles de asalto, en manos de ejércitos de mercenarios bien entrenados. Pero Di Caprio y amigos no son mancos, pues no en vano son los mayores expertos en esto de colarse en las mentes de la gente. Mención aparte para las escenas que interpreta casi en solitario Joseph Gordon-Levitt, que se cuentan entre las más originales de la película. Cuánto ha crecido este actor desde que lo vimos en ‘3rd rock from the sun’ (que el infame traductor de Antena3 mutiló como ‘Cosas de marcianos’).
Una historia con tercer tiempo
‘Origen’ no deja indiferente. Para mi es un bien muy preciado poder salir de un cine, e ir a tomar unas cervecitas mientras cada uno comenta sus teorías sobre la historia y su final, cada uno con su propia opinión sobre qué significaba esto y aquello, si aquel giro significaba deja entrever tal cosa, si esa frase decía más de lo que parecía…
Pero para qué negarlo, también hay inconsistencias. ¿Por qué en tal escena no sucede lo mismo que en aquella otra? ¿Por qué tal personaje no reconoce a tal otro? Lejos de resultar una mancha, personalmente ha servido para alimentar el debate tras ver la película.
Porque cuando al encenderse las luces de la sala piensas ‘tengo que volver a ver esto’ con la certeza de que vas a disfrutarla de nuevo, sabes que has presenciado una gran película. ‘Origen’ cumple sobradamente con este criterio, como hacía tiempo que no lo lograba ninguna.
Nolan ha vuelto a dar un puñetazo en la mesa. Sólo espero que muchos directores lo interpreten como un “¿veis?, así se hace buen cine”, y tomen nota. Al menos sé que alguno, como Matthew Vaughn, ya ha entendido el mensaje (está reescribiendo el guión de ‘X-Men: First Class’ tras ver ‘Origen’…)
‘Origen’ pide a gritos, mediante proyecciones que me apuntan con cañonacos desde lo más profundo del subconsciente, el pack completo de estrellitas post-apocalípticas, así como el ‘ZonaFandom Seal of Approval’ como película de acción y efectos especiales oníricos de fantasía zonafandomera. Imprescindible. Gracias, Sr. Nolan, otra vez.
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