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IV. Nausicaä del Valle del Viento

‘Los juegos del hambre. Sinsajo parte I’, a la altura

Juegos del hambre. Sinsajo I poster

Desde que se estrenara ‘Los juegos del hambre’ hace ahora dos años, cada vez que he mantenido una conversación al respecto de la saga ideada en papel por Suzanne Collins, siempre he estado presto a defender la traslación cinematográfica amparada por Lionsgate ante las poco fundadas acusaciones que acudían raudas a comparar este relato de ciencia-ficción distópico con la ñoñería constante, aburrida e hiperalmibarada de ‘Crepúsculo’. De hecho, creo que colocar las dos a la misma altura es querer ver en las aventuras de Katniss Everdeen una historia centrada de forma insistente en la vertiente romántica (nada más alejado de la realidad) y obviar, por supuesto, las muchas y muy interesantes lecturas que la trilogía, ya sea impresa o en celuloide, ofrece para con el momento histórico que nos ha tocado vivir, sirviendo ese segregado y estratificado país que es PANEM como clara metáfora de algunas de las alarmas sociales hacia las que se dirigen (o en las que ya están acomodados) diferentes sectores de la población mundial.

Tanto es así, que si hay algo que llamó poderosamente mi atención a lo largo del metraje de ‘Los juegos del hambre. Sinsajo parte I’ es todo aquello que rodea a la descripción del sistema establecido en el distrito 13, ese en el que arranca la acción y que es epicentro de la rebelión que se alza contra el poder totalitario que ejerce el gobierno del miedo del Capitolio: me pareció cuanto menos curioso que, como opción contrapuesta a lo que plantea ese dictador que es Coriolanus Snow, el sistema comandado por Alma Coin (una estupenda, como siempre, Julianne Moore) es la respuesta comunista, sobria y completamente desnuda de auténtica libertad del capitalismo opulento y totalitarista del primero. La descripción del 13 (algo que en el libro se hace, al parecer, de forma mucho más intensa) como un estado comunal hipercontrolado por la hierática presidenta consigue aportar mayores capas de lectura a este futuro de la humanidad que cuanto más distópico se dibuja más realista se hace (y no quiero entrar en comparar lo que se entreve en el filme con el discurso populista y demagógico con el que cierta nueva formación política de nuestro país está captando adeptos a pasos agigantados).

Juegos del hambre. Sinsajo I-1

Dejando de lado apreciaciones que poco tienen que ver con lo estrictamente cinematográfico, creo que las críticas que está recibiendo ‘Sinsajo’ son de todo punto inmerecidas. Muchas son las voces que han acudido raudas a descalificar los esfuerzos de Francis Lawrence y todo el equipo creativo tras la producción por mor de una aparente (y hasta alarmante) carencia de capacidad para entretener al respetable. También de número considerable han sido aquellos que, apoyándose en la lectura previa del texto original, han visto en la precisa traslación al séptimo arte del mismo el mayor talón de Aquiles de la cinta, aduciendo que la ausencia de acción en esta primera mitad del último libro de la trilogía convierte al filme en un duro trance de dos horas en las que «no pasa nada».

Siendo honestos, me es imposible contradecir a la base de esas últimas afirmaciones por cuanto es incuestionable que la acción durante ‘Sinsajo’ ocupa un muy pequeño porcentaje de su metraje; pero allí donde sus detractores quieren ver los mayores problemas de la cinta (sobre todo en comparación con las dos primeras entregas, plenas en adrenalina en su segunda mitad) lo que servidor observa, al margen de la obvia maniobra comercial de dividir la novela original en dos partes, es una película que se apoya en sus puntos débiles para devolver fortalezas, que resulta tremendamente entretenida aún considerando que tiene un sustancial bajón intermedio (la inservible secuencia de Katniss y Gale y la posterior de la cancioncilla) y que, contando con sus muchos handicaps, está a la altura de lo que los fans irredentos de la saga podrían llegar a demandar de ella, consiguiendo (al menos en la función a la que servidor acudió) una entrega masiva del público y sonoros aplausos tras su fundido a negro final.

Juegos del hambre. Sinsajo I-2

Por el camino quedan 123 minutos en los que se narran los esfuerzos de la rebelión por convencer a Katniss de convertirse en su cara visible, la inquebrantable voluntad de la «chica en llamas» de rescatar a Peta, Joanna y Annie de las garras del Capitolio y la terrible verdad que se esconde tras el cautiverio de los jóvenes. De dirección más que correcta (la poca acción que tiene es espléndida, mereciendo especial atención la escena del asalto al centro de entrenamiento) y actuaciones equilibradas, es bien cierto que ‘Sinsajo’, la novela, podría haberse trasladado al cine sin problemas en un único filme de similar duración a las dos primeras partes sin que el material eliminado hubiera supuesto una gran pérdida.

De hecho, no creo que los seguidores de la saga cinematográfica (entre los que me tendré que contar, aunque sea por las simpatías que despiertan los tres filmes) hubiéramos lamentado el recorte de ciertos pasajes si ello hubiera supuesto ahorrarnos el largo año de espera que nos aguarda hasta que podamos ver concluida la historia. Pero pretender que en Hollywood dejen de generar dividendos es como mirar al sol largo tiempo y no quedar cegado: hay verdades inmutables que rodean al mundo del séptimo arte y que, como espectadores, deberíamos ignorar siempre y cuando el producto final valga la pena. Este es el caso de ‘Los juegos del hambre. Sinsajo parte I’ así que, ¿para qué quejarse?

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2 comentarios en «‘Los juegos del hambre. Sinsajo parte I’, a la altura»

  1. De esta parte, tras leer los libros, me quedaron claras dos cosas que me gustaron. En primer lugar, efectivamente la descripción del 13 es opresiva y amenazadora, muy inquietante dado que da la sensación de no haber opción buena, al ser todo tan extremo. En segundo, y esta es mi parte favorita, es la descripción de las consecuencias psicológicas para los tributos. Se apuntaba ya algo en el segundo libro, pero en este es especialmente relevante el cambio de carácter y de motivaciones de los protagonistas, no quedando como un pegote para intentar darle algo más de seriedad al libro, sino como un eje central. Katniss tiene miedo, pesadillas, sufre, pero lo de Finnick es aún mejor, sobre todo cuando cuentan su historia completa.

    El primero original, el segundo una copia mejorada, el tercero, la conclusión esperada pero con mayor profundidad.

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