El cine está en horas bajas. Es un hecho constatado. Todo lo que, en su contra, lleva sucediendo desde marzo de 2020, ha polarizado el modelo de negocio del séptimo arte y, aunque este año servidor ha acudido todas las semanas de manera religiosa a las salas —creo que habré faltado a mi cita las dos semanas que estuve en el extranjero—, y ha habido mucha peli que me disfrutado como un enano, por segundo año consecutivo, vamos a dejar desierto el Premio Fancueva a la Mejor Película: quizás soy yo que con el tiempo me estoy volviendo más cascarrabias pero, por mucho que, como digo, haya disfrutado considerablemente de las cintas que encontraréis en este listado, en todas ellas hay algo que se establece como frontera última para impedir que puedan reclamar separarse del resto y aparecer mañana, último día del año, en la entrada en la que desvelaremos los ganadores de los Premios de este 2022 que tiene las horas contadas.
Eso sí, al César lo que es del César: si bien en términos generales han sido doce meses bastante flojos en lo que a cine se refiere, hay que admitir que, acaso por contraste con la mediocridad reinante, acaso porque realmente lo valen, algunas de las propuestas que incluimos a continuación nos han dejado boquiabiertos, sobre todo por su capacidad para resultar originales y atrevidas y separarse así de la tónica de poca imaginación que, marcada por tanta franquicia como podemos encontrar en el cine de hoy, reina a sus anchas en la gran pantalla.
Sólo nos resta esperar que el 2023, y los muchos estrenos a los que ya le tenemos bastantes ganas, traigan renovados aires al séptimo arte y que, cuando todo esté dicho y visto para sentencia en diciembre del año que viene, podamos anunciaros con algarabía que, sí, que durante el año que estrenaremos en breve, sí que ha habido una…o más de una producción cinematográfica que ha pugnado por hacerse con el título de la Mejor del año. Mientras tanto…¡¡nos veremos por las salas!!
Avatar. El sentido del agua
Después de tantos años de espera, de tantos dimes y diretes, de varios aplazamientos de estreno por parte de Disney y de toda la rumorología que nos llegaba, en semanas previas, sobre la segunda parte de la película más taquillera de la historia, lo mínimo que esperábamos, por muy difícil que se nos antojara, era que ‘Avatar. El sentido del agua‘ hubiera cuidado bastante más de lo que lo hace un guión que establece su personalidad desde similares clichés a los que ya vimos hace 13 años. Aunque no hiere de muerte a la cinta, sí es cierto que la aparta de alcanzar la grandeza absoluta que debería abrazar por mor de una vertiente visual para la que faltan epítetos de loa en el tesauro español. Recomendándoos verla en 3D y en cines, por supuesto, so pena de perderos mucho de lo que James Cameron plantea a lo largo del metraje, sólo podemos esperar a que la tercera parte, de estreno dentro de dos años, nos dé algo mejor.
Belfast
Sí, sabemos que ‘Belfast‘ es de 2021, pero aquí no llegó hasta comienzos de año, y es debido a ello que figura en esta selección: película «pequeña» comparada con las superproducciones en las que Kenneth Branagh se había metido últimamente, este coming-of-age rodado en blanco y negro y ambientado en la capital irlandesa en los tumultuosos años 60, es de esas películas que se te mete bajo la piel gracias a la honestidad que destilan sus personajes y a la inusitada tridimensionalidad de unos diálogos maravillosos. Queremos más de este tipo de cine, Branagh.
Belle
Otro estreno largamente esperado por más que sepamos que siempre pasa lo mismo con las películas japonesas, lo último de Mamoru Hosoda vuelve a ser de una belleza plástica apabullante. Jugando, como ya hiciera en su magnífica ‘Summer Wars‘, con la alternancia entre el mundo virtual y el real, y mezclándolo con una versión muy sui generis de ‘La bella y la bestia‘ —en un instante de la cinta, Hosoda se permite incluso homenajear de manera nada velada al clásico de Disney que adaptó el cuento popular— esta ‘Belle‘ es una maravilla que sólo queda lastrada por su duración y por ciertos instantes en los que el discurrir de la acción se vuelve demasiado lento. Si es algo que necesitáis saber, a servidor se le queda por debajo de mis dos favoritas del cineasta nipón: la citada ‘Summer Wars’ y la extraordinaria ‘El niño y la bestia‘.
Bullet Train
Si hay un género que ha brillado con luz propia este año en la gran pantalla, ese ha sido el de acción. De hecho, varios son los títulos pertenecientes al mismo que encontraréis en esta selección. El primero de ellos, este ‘Bullet Train‘ con el que servidor y Paco Fox —en una de esas raras ocasiones que la vida permite a dos viejos amigos que viven tan lejos poder compartir película— se lo pasaron bomba desde el primer al último minuto. Y es que no es para menos: la cinta no da descanso, cuenta con unos personajes que rebosan carisma, está rodada de manera soberbia y tiene un sentido del humor tan negro como descacharrante. Bueno, y Brad Pitt…no se puede estar más inconmensurable que Brad Pitt aquí.
Doctor Strange en el Multiverso de la Locura
Es la reflexión común que todos, fans y detractores del UMC por igual, hemos hecho a la finalización de la Fase 4 que llegaba a su fin —¡¡por fin!!— el pasado noviembre con la inane ‘Black Panther. Wakanda Forever‘: que esta Fase ha sido, sin lugar a dudas, la más desangelada e irregular de las que, hasta ahora, nos han ofrecido Kevin Feige y los responsables de este universo en constante construcción que es el de Marvel a 24 fotogramas por segundo. No sé si será algo que habrá que relacionar con el muy alto listón que dejó el final de la Fase 3 o —y por esta opción nos inclinamos— con el hecho de que los artífices del UMC no tenían muy claro por dónde tirar y han jugado durante tres años al «prueba y error» con los espectadores. ¿El resultado de dicha experimentación? Que sólo dos nos quedaríamos con dos producciones para la gran pantalla y dos para la pequeña de entre todo lo que Disney y Marvel nos han ofrecido.
En lo que respecta a lo que se ha podido ver en la plataforma de televisión, Marvel nos ganaba con ‘Wandavision‘ y volvía a hacerlo con ‘Loki‘, y parad de contar. En lo que respecta a los cines, nos quedamos, por supuesto, con ‘Spiderman: No way home‘ y con esta segunda entrega de las peripecias del Doctor Strange que, aunque inferior a la primera —que mal que le pese a alguno, nos sigue pareciendo de lo mejorcito el UMC—, conjuga a la perfección los patrones en los que se suelen mover las producciones Marvel con la siempre potente personalidad de Sam Raimi tras las cámaras. Eso y que, huelga decirlo, nunca nos cansaremos de ver al señor Benedict Cumberbatch hacer lo suyo.
El hombre del norte
Bromeando a la salida del cine con algunos amigos por WhatsApp cuando me preguntaban qué me había parecido ‘El hombre del norte‘, les decía que la cinta de Robert Eggers había hecho que me saliera más vello en el pecho en una alusión directa, por supuesto, a la carga de testosterona que acompaña a uno de los filmes visualmente más contundentes y enérgicos de este 2022. De acuerdo, su guión no es sino una mínima vuelta de tuerca al esquema del ‘Hamlet‘ de Shakespeare, cambiando el marco de fondo por el del mundo vikingo, pero eso no quita para que la cinta funcione a la perfección —que no sea original no implica que, al reformular las ideas del Bardo, el guión de Robert Eggers y Sjon vaya como un tiro— y que, en cierto modo liberado del peso de alzarse en alarde de originalidad extrema en lo que respecta a lo que tiene que contar, deje paso a que sea cómo lo cuenta lo que nos vuele la cabeza. Y a fe mía que lo hace por mor de personalísimo estilo de que el director estadounidense ha hecho gala tanto en ‘La bruja’ como en ‘El faro’, por su reparto, impresionante del primero al último, y por un uso de la música que es, como poco, hipnótico.
El insoportable peso de un talento descomunal
Nunca me ha gustado Nicholas Cage por las mismas razones, probablemente, que sus fans más acérrimos lo defienden a capa y espada. Pero eso no quitaba para que, llegado el momento de ver ‘El insoportable peso de un talento descomunal‘, fuera incapaz de apreciar la genialidad de la idea tras la cinta y que, de ninguna manera, ésta podría haber sido puesta en pie alrededor de otro actor que no fuera el histriónico protagonista de ‘Leaving las Vegas’. Con su magnética presencia marcando casi cada minuto del metraje, y sacando éste magnífico partido de la premisa de que se interpreta a sí mismo, la química que se da entre Cage y un enorme Pedro Pascal y la alternancia entre humor, ciertas dosis de drama y la acción que jalona el metraje cada cierto tiempo conjuran una cinta que ni es lo que parece, ni falta que le hace.
Entergalactic
Junto con otro título del que hablaremos algo más abajo, ‘Entergalactic’ ha sido una de las sorpresas más inesperadas de cuantas nos hemos echado encima este 2022: una cinta de la que no sabíamos absolutamente nada hasta que apareció en Netflix, que vimos una noche de viernes porque no había nada que sirviera de alternativa y que, después de sus 93 minutos de duración, se posicionaba sin remedio como una de las mejores producciones del año.
Las razones para ello cabe encontrarlas, de una parte, en el tipo de animación con el que está ejecutada, heredera directa de las formas que pudimos ver en la EXTRAORDINARIA ‘Spider-man: un nuevo universo‘; de otra, en la música de Kid Cudi, artista clave del hip-hop que, además firma el guión y pone voz al protagonista y, por último, en un guión que, trabajando desde el realismo de los personajes, nos atrapa con una cojonuda combinación de comedia romántica y dramedia que, de acuerdo, no cuenta nada nuevo en esencia, pero la forma en la que lo hace es maravillosa.
Puñales por la espalda. El misterio de Glass Onion
‘Puñales por la espalda‘ se quedaba, hace tres años, a las puertas de conseguir que la nombráramos mejor película del año. Sucumbiendo en última instancia ante ese monstruo que fue ‘Vengadores: Endgame‘, el whodunit dirigido por Rian Johnson era una delicia de principio a fin que confirmaba, si es que tal cosa era necesaria, que el cineasta no se iba a dejar achantar por las inmerecidas iras que había levantado su incursión en el universo de Star Wars —incursión que, por otra parte, se alzaba como la mejor película de la muy olvidable tercera trilogía—.
Queriendo para sí el éxito asegurado que podrían ser las secuelas, Netflix soltaba una millonada para garantizar que las dos siguientes partes de las aventuras de Benoit Blanc, el detective interpretado con sorna y maestría por Daniel Craig, terminara en su plataforma de VOD, y así nos ha llegado, casi a punto de terminar el año, esta ‘Glass Onion‘ que no nos ha llenado tanto como su predecesora, pero que vuelve a demostrar, como ya hiciera la primera, que hay mucho hueco en la imaginación de Johnson para ofrecer variaciones en torno al «¿quién ha sido?» que nunca hemos visto en pantalla, dando como resultado, en el caso que nos ocupa, dos horas y veinte de proyección que se pasan en un suspiro y que, en la parte negativa, no han tenido tanta chispa ni tanta capacidad para no dejarse leer un poco a distancia.
JFK Revisited
‘JFK‘ es, sin lugar a dudas, no sólo mi película favorita de Oliver Stone, sino uno de mis títulos favoritos de todos los tiempos; así que huelga decir que, aunque haya tenido que ser en Blu Ray y no en el cine, la cita con el documental que sirve al cineasta para revisitar su aproximación al magnicidio de Kennedy era, como poco, inevitable. Y aunque, en cierto modo, esta ‘JFK Revisited‘ no sea más que una sacada de chorra de Stone que venga a servir de confirmación de que todo lo que aventuró en el filme protagonizado por Kevin Costner ha resultado ser más o menos cierto a la luz de los documentos que se han ido revelando con el paso de las décadas; y aunque los años hayan jugado a atemperar el frenesí con el que el responsable de ‘Platoon‘ se sentaba en la mesa de montaje, ninguna de las dos cosas quita para que estemos ante un brillante ejercicio que se alza, tanto indispensable compañero de la producción de 1990, como INDISPENSABLE a secas.
Lightyear
Tanto esta producción como la que encontraréis a continuación son, sin lugar a dudas, las dos que quizás generen más de un arqueo de cejas en vosotros, queridos lectores. No en vano, ninguna de las dos ha gozado del favor de un público que, según parece, no ha sabido apreciar, no ya la calidad de la animación que ponen en juego —que es soberbia, dicho sea de paso— sino lo bien que, a nuestro parecer, ambas trabajan la mezcla entre ciencia-ficción, aventura y acción.
Y, cuidado, que servidor era el primer escéptico cuando Disney anunció que iba a producir esta cinta centrada en un Buzz Lightyear real, sobre todo porque no veía la necesidad de seguir incidiendo en un microcosmos, el de ‘Toy Story‘, más que cerrado después de las cuatro maravillosas cintas que conforman su tetralogía cinematográfica. Pero al César lo que es del César: ‘Lightyear’ tiene un ritmo fantástico —la secuencia de los viajes temporales del miembro del Comando Espacial es una maravilla—, un personaje central que es puro carisma, un alivio cómico que funciona a la perfección —si no caisteis rendidos ante el gato es que no tenéis corazón—, una música genial de Michael Giacchino y, aunque su giro sea bastante predecible, es una coña genial sobre uno de los mejores chistes de ‘Toy Story 2‘. Así las cosas, poco que objetar a la peli, la verdad.
Mundo Extraño
Lo hemos dicho en el texto de ‘Lightyear’: tanto ésta como ‘Mundo extraño‘ han recibido un inmerecido varapalo por parte de crítica y público. Vale que la última producción de animación de Disney no reinvente la rueda, pero el hecho de que no sea otra historia más con princesa de por medio, el que apueste por la fantasía y la aventura, el que sepa cómo trabajar el humor a través de los típicos vehículos de la compañía —el perro, la criatura sin voz que es súper cuqui…— y el que, dentro de ciertos parámetros, ofrezca nuevas reflexiones acerca de la familia más acordes con la actualidad, son razones más que suficientes para que se haya hecho un hueco en nuestra selección. Es cierto que, en su esfuerzo de ser políticamente correcta, lo es hasta el hastío, pero vivimos los tiempos que vivimos y eso no impide, ni dejar de valorar todo lo anterior ni, por supuesto, nos quita a mi hija y yo el rato bomba que pasamos con la peli, qué diantres.
Pinocho de Guillermo del Toro
Aún por poder ver con tranquilidad los episodios que conforman la primera temporada de ‘Cabinet of curiosities‘, que Guillermo del Toro apostara por la animación stop-motion para su aproximación a la inmortal historia de Carlo Collodi era garante más que suficiente de que ahí íbamos a estar, entregados en cuerpo y alma, en el momento en que su ‘Pinocho‘ desembarcara en Netflix. Y si bien en términos visuales, es probable que estemos ante lo mejor que se haya hecho jamás utilizando esta técnica —en un enfrentamiento frente a frente con ‘Kubo y las dos cuerdas mágicas‘ no sabríamos que podría pasar—, y tanto el tono oscuro por el que opta gran parte del metraje como los geniales recursos narrativos de que echa mano del Toro —el arranque de la cinta deja en pañales a la secuencia de inicio de ‘Up‘— hacen de ella algo imprescindible, hay un par de detalles que, a nuestro parecer, la apartan de la grandeza sin reparos.
El primero y más molesto de ellos son las canciones: entendemos que alguna de ellas tenga que estar porque su inclusión queda perfectamente justificada desde el guión pero, por otra parte, es esta una versión del cuento del niño de madera que, creemos, y creemos con firmeza, se habría beneficiado de haber prescindido por completo de todas y cada una de las muy poco agraciadas tonadillas que compone Alexandre Desplat. Unido a ellas, está el personaje central, bastante más cargante que el referente inmediato que todos tenemos en mente —el de Disney, por si queda alguna duda—, ya por sí sólo, ya si, para colmo, lo confrontamos con Gepetto o ese grillo al que pone magnífica voz en la versión original el gran Ewan McGregor.
RRR
‘RRR‘ ha dejado anonadados a todos los cinéfilos que se han asomado a ella en algún momento desde que, haciendo algo de trampas, se pudo tener acceso a ella en Netflix: producción india de tres horas de duración, la historia de dos amigos de mundos aparentemente opuestos que unen sus esfuerzos contra la tiranía colonial británica es, ante todo ALEGRÍA y VIDA. Y lo es por muchos motivos que empiezan y terminan por el LOCURÓN que es la acción que firma tras las cámaras S.S. Rajamouli, una acción que no conoce límites a los niveles de fantasmada en los que llega a rayar, que establece paradigmas que ni las más surrealistas ocurrencias de las sagas de ‘Misión Imposible‘ o ‘Fast and Furious’ han llegado a soñar, no cortándose un pelo en dar pábulos a toda idea, por absurda que sea, que pueda alimentar esa personalidad «bigger than life» de la que hacen gala sus 187 minutos. Si a eso le unimos el carisma de sus dos protagonistas y los inevitables —y maravillosos— números musicales que toda producción india debe tener, ‘RRR’ se alza, indiscutible, como la película que tienes que ver cada vez que te encuentres en horas bajas de ánimo. Ni la mejor psicoterapia será capaz de llevarte dónde te transporta esta cinta.
The Batman
Dado que su máximo responsable es uno de nuestros cineastas favoritos de los últimos tiempos, no teníamos ninguna duda que ‘The Batman’, por mucho que fuera un nuevo reinicio de la historia del hombre murciélago en la gran pantalla, iba a, como poco, contar con una dirección contundente. De hecho, lo que hace Matt Reeves con todo tipo de escena que se le pone por delante a lo largo de las casi tres horas de duración del filme, deja claro que el artífice de ‘Monstruoso’ está llamado a cosas muy grandes en el séptimo arte. Pero es que no sólo Reeves rubrica un magnífico trabajo, es que Robert Pattinson convence, contra todo pronóstico, en su dualidad Bruce Wayne/Batman; Zoe Kravitz hace lo propio con Catwoman de la misma manera que un irreconocible Colin Farrell nos deja atónitos con su Oz. La música de Giacchino, aunque de tendencia a la repetición, da con un tema central espléndido y muy acorde con las oscuras tonalidades que persigue este «año uno» del personaje. Vamos, que a saber si, bajo lo que James Gunn y compañía estará en los planes de DC el dar continuidad a esta nueva versión del Caballero Oscuro, pero mucho se estarían equivocando si no es así.
RED
Diseño de personajes molón. Check! Animación espectacular. Check! Guión original que se aparta de lo usual en las pelis Disney. Check! Diversión a raudales de principio a fin mezclada con moraleja algo diferente a la de siempre. Check! Y podríamos seguir marcando casillas que ‘Red’, una de las dos apuestas de Pixar de este 2022 que, de forma bastante injusta, tuvimos que ver en la comodidad de nuestro salón en lugar de hacerlo en la gran pantalla, va marcando conforme avanza su alocado metraje. De hecho, una de las casillas que quizá no hubiéramos imaginado tener que marcar es el discurso de marcado corte feminista del filme o, por supuesto, la fantástica alegoría que la propuesta de Pixar es con respecto al paso a la adolescencia y, centrada ésta en términos femeninos, lo bien que trabaja tan equivocadamente peliagudo asunto como la menstruación. Además, quizá aún no lo sepáis, pero necesitáis un peluche de panda rojo en vuestras vidas.
Todo a la vez en todas partes
Es la película que, junto con la que encontraréis tres posiciones más arriba, ha estado en boca de todos los aficionados al séptimo arte durante buena parte del año. Y no es para menos. ‘Todo a la vez en todas partes‘ es un LOCURÓN de aupa que demuestra, a aquellos que creemos que el cine actual carece de originalidad —y, sí, me incluyo en ese grupo—, que aún hay gente capaz de sacarse de las chisteras trucos de magia que jamás habíamos visto antes: el filme escrito y dirigido por Dan Kwan y Daniel Scheinert es un derroche de tanta originalidad que resulta complicado dar crédito a lo que en él podemos ver, y no sólo porque lo que se nos cuenta no lo hayamos visto nunca —vale, lo de los multiversos es algo que sí hemos visto, pero la forma en la que aquí se juega con ellos, como que no—, sino porque la energía y felicidad con la que los cineastas ruedan su criatura, y la alegría con la que el cuarteto protagonista le da vida y tridimensionalidad a tan imposible historia, es algo que llega al centro de nuestro ser y nos hace celebrar lo incomparable de sentarnos en una sala de cine a oscuras durante dos horas.
Top Gun: Maverick
A ver, ‘Top Gun‘ es lo que es, un filme hijo de su tiempo enhebrado a mayor gloria de la sonrisa de Tom Cruise que, a sus 24 años, vivía un dulce instante de su carrera en el que arrastraba en masa a los espectadores —especialmente a las espectadoras, claro— a cosas tan infumables como ‘Cocktail‘. Que sí, que estaba dirigida por Tony Scott, que contaba con un par de secuencias aéreas muy bien resueltas, pero toda la exagerada carga dramática de la cinta, unida a esa muy forzada relación amorosa de Cruise con Kelly McGillis…pues eso, que un filme muy de los 80.
Saltemos la friolera de 36 años. Tom Cruise ya está en sus 60 y, durante cuatro décadas, en las que el paradigma de lo que funciona y no en los cines ha ido cambiando hasta el esquema imposible de medir que tenemos hoy, la estrella no sólo ha sabido mantener su estatus año tras año —incluso con considerables traspiés a uno y otro lado de la pantalla— sino que se las ha arreglado para interpretar y producir cintas que, de forma paulatina, se han propuesto ofrecernos espectáculos que sólo tienen cabida en la gran pantalla. Y no sólo eso, sino que, como ya sabréis, añade a los mismos la incuestionable maniobra comercial que supone vender sus producciones mediante el respaldo de haber sido él el que protagonice las escenas de riesgo. Todo eso se da cita en una ‘Top Gun: Maverick‘ que, de no ser por la paja, que la tiene, bien podría haberse alzado con el título de Mejor Película del Año, porque la jodida lo tiene todo: un actor con carisma para rebosar, una trama sucinta pero elegante y, sobre todo, unas secuencias de acción a bordo de cazas que dejan en pañales cualquier cosa que hayamos visto nunca. Pero, ¡ay!, esa paja…¡¡esa paja¡¡
West Side Story
El año empezaba de la mano de Steven Spielberg y de este remake que nadie necesitaba pero al que el cineasta le sabe imprimir la suficiente personalidad como para convertirlo, quizá no en un hito que nos haga olvidar a la cinta original de Robert Wise, pero sí en un filme que, aquí y allá, tiene muchísima más fuerza visual que la producción de 1962 —vamos, ya el arranque es asombroso—. Eso sí, a la actualización de los parámetros visuales a la que Spielberg somete al musical de hace seis décadas, bien le habría hecho falta una puesta al día en lo que a la relación entre Tony y María se refiere, que no hay quien se la crea bajo la óptica de cómo miramos las cosas en 2022. Quitando eso, que es un punto muy importante, y la inevitable adición de un nuevo número musical que nada aporta al conjunto, un filme espléndido…mucho más que ‘The Fabelmans‘, que ya hemos tenido opción de ver y, aunque con ideas magníficas y más de un momento de intensidad cinematográfica espectacular, se nos queda demasiado blando, en ese sesgo del que fuera Rey Midas de Hollywood que pocas veces nos ha llenado por completo.