Venga, va, lo admito: estoy salivando. Hoy se pone a la venta, en EEUU, Batman, The Complete Animated Series, que recoge los 109 episodios de la serie creada por Bruce Timm y Paul Dini en 1992. Es un lanzamiento jugoso para los que somos seguidores del personaje de cómic y también para los que creen en que las series de dibujos dirigidas a niños también pueden tener la suficiente enjundia como para captar la atención de los adultos.
Es así: la serie de dibujos de Batman creó escuela y ha sido el espejo en el que se han mirado muchas otras desde entonces. Ni Dini ni Timm quisieron cerrar su audiencia: pretendían crear una producción de aventuras que cualquiera pudiese seguir. Ya de paso, dieron con una gran versión de Batman, que ni era el de Frank Miller ni el de la versión cinematográfica de Tim Burton (sus referentes más cercanos), pero que cogía elementos de cada uno de ellos y les daba forma propia mezclándolos con lo más clásico del personaje: sus dotes detectivescas.
Su importancia es tal que sirvió de refugio cuando los cómics de Batman no pasaban por un buen momento y mantuvo la llama del personaje en lo más alto. Pero hay más: pese a estar fuera de continuidad, la serie es muy respetada en DC. De hecho, alguno de los personajes creados en exclusiva para el show televisivo han conseguido saltar la frontera; he ahí el ejemplo de la fantástica Harley Quinn.
La serie, en poco tiempo, se convirtió en una saga tan seguida y respetada como algunas de las mejores de Batman en papel. Cualquiera que sea fan del personaje debería verla. Y el precio del lanzamiento no es tan descabellado como parece: 75 dólares según Amazon por 17 dvds, 109 episodios más los especiales y un buen manojo de extras. Vamos, más de 35 horas de diversión: ¿alguien tiene ya preparada la lista de los Reyes Magos.
(No he logrado saber si tendrá subtítulos en algún otro idioma además del inglés, pero espero enterarme pronto.)
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