Habían sido ya varios los intentos en los que George Lucas había estado cerca de capturar el espíritu de la primera trilogía en forma de videojuego, pero faltaba un golpe de mano. Y eso es lo que llegó en 1992 con Super Star Wars. Se unieron muchos factores para conseguir un éxito tremendo, tanto en ventas como en crítica.
Para empezar, la experiencia adquirida en anteriores adaptaciones hizo que ya se supieran qué defectos había que evitar a toda costa. Por ejemplo: ser lo más fiel posible a las películas es algo que gustaba a quienes compraban los juegos. Además, tocaba ya hacer un juego completo, no uno que se basase sólo en alguna escena.
Pero, sin duda, lo que más benefició a la saga fue la aparición de las consolas de 16 bits, cuyo potencial gráfico empezó a permitir virguerías que de otro modo no hubiesen sido posibles. Así Super Star Wars planteó un juego irreprochable en el aspecto técnico, superior incluso a muchos de la época (en gráficos, se aprovechó del Mode 7, un sistema programado para la Super-NES que daba apariencia tridimensional a los fondos), y divertidísimo en el desarrollo.
Super Star Wars prácticamente copiaba las principales secuencias de la primera parte de la saga. Sólo en determinados momentos hacía una adaptación libre, pero en lo esencial, allí estaba La guerra de las galaxias: Tatooine, el puerto de Mos Eisley (plagadito de soldados imperiales), la cantina y sus peligrosos clientes, la Estrella de la Muerte.
La fidelidad era tal que hasta se programó una fase en el compactador de basuras de la Estrella de la Muerte. Sin embargo, ninguno pudimos jugar a ella, puesto que se eliminó en el último momento porque la Super Nintendo no daba para tanto. Es normal, porque el juego llevaba a la consola a unos límites insospechados, especialmente en el plano sonoro: la música era la reproducción fiel de la banda sonora de John Williams y los efectos especiales… bueno, estaban por encima de todo lo escuchado entonces, parecías estar viendo la película.
Super Star Wars fue una auténtica revolución y el juego del que muchos hablábamos a todas horas. Era adictivo a más no poder, pese a su endiablada dificultad (aquí sí, siguiendo las directrices de la historia de Star Wars en el mundo de las consolas) y pese a que no había posibilidad de grabar nuestros avances.
Su éxito fue tal que tuvo dos secuelas tan sólo un año más tarde: las correspondientes a El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi. En todo caso, el trabajo ya estaba hecho: Super Star Wars demostró que había toda una generación de jugadores dispuestos a comprar videojuegos de la saga.
Ahora faltaba que los ordenadores personales tuviesen también una adaptación a la altura. Para eso habría que espera un año más y llegaría en forma de simulador. Pero, como dicen por ahí, eso es otra historia, de la que hablaremos en breve.
En Zona Fandom | La historia de los videojuegos de Star Wars