Con golpes de autoridad como el que Dreamworks acaba de volver a dar con ‘El origen de los guardianes‘ a Pixar se le están complicando cada vez más las cosas para seguir manteniendo la hegemonía en el mundo de la animación que lleva ostentando (casi inamovible) desde 1996. De hecho, una vez uno termina de ver el fastuoso espectáculo visual que es la última producción de los estudios, no puede evitar pensar encontrarse al que, a todas luces, es el mejor filme animado del 2012.
Si pasamos por alto la chorrada que fue ‘Madagascar 3‘ (filme innecesario donde los haya), y dejamos de lado la cuarta entrega de Shrek (que, en honor a la verdad, superaba con mucho a la infumable tercera parte), Dreamworks lleva cuatro años dando lo mejor de si misma. Todo empezó con ‘Kung fu panda‘, un filme que gana a cada nuevo visionado y cuya segunda parte, en contra de lo que ha pasado con muchas otras cintas animadas, estaba a la misma altura que su antecesora.
Después vino esa maravilla que es ‘Cómo entrenar a tu dragón‘ una producción en la que la magia de Chris Sanders (el responsable de la genial ‘Lilo & Sticth’) se ponía al servicio de una brillante historia para dar como resultado una obra maestra del cine de “dibujitos”. Y, cuando pensábamos que no se podía superar, asistimos a una proyección que atrapa desde su primer minuto para dejar al espectador más avezado con la boca abierta en muchas más ocasiones de las que solemos tener la oportunidad de poder contar en los últimos tiempos.
Con un uso del 3D de esos que justifican plenamente el gasto extra de la entrada (son alucinantes los copos de nieve creados por Jack Frost o el polvo dorado que desprende Sandy) ‘El origen de los guardianes’ es, estableciendo un simil que todos váis a entender a la primera, el equivalente animado de ‘Los Vengadores’ de Joss Whedon. Y lo es hasta límites que uno no comienza a percibir hasta que piensa en el tratamiento superheróico que se le da a los cinco personajes de la cinta.
Éstos, los guardianes de las ilusiones de los niños, son presentados de formas a las que estamos poco habituados, sobre todo en lo que se refiere al Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua y, sobre todo, Santa Claus. La primera es una suerte de mezcla entre mujer y colibrí al mando de un ejército de pequeñas hadas (también en forma de colibrí). El segundo es un enorme conejo de dos metros de altura armado con dos bumeranes (que responden al hecho de que, en la versión original, el personaje tiene la voz del australiano Hugh Jackman).
Y, por último, encontramos a un Santa enorme que con los brazos tatuados con las palabras Naughty (travieso) y Nice (amable) en claro homenaje al personaje de Robert Mitchum en ‘La noche del cazador’, va armado con dos espadones, tiene un ejército de frustrados Yetis que le construyen todos los juguetes y otro de unos atontados elfos sospechosamente parecidos a los “minions” de ‘Gru, mi villano favorito’ que, junto a las peludas criaturas anteriores, aportan los mejores momentos cómicos de la cinta.
Unidos a Sandy (apodo cariñoso para definir a Sandman, el rey de los sueños) y a Jack Frost, un chaval rebelde que busca su sitio en el mundo y el personaje alrededor del cual se articula todo el guión, el grupo de guardianes deberá enfrentarse a Sombra (el Coco) un villano con no pocas concomitancias con el Loki de la cinta de Marvel y el oscuro propósito de acabar con la felicidad de los niños.
Animada de forma impresionante con detalles grandiosos como la arquitectura art decó de la base de Santa Claus; contando con una correcta partitura de Alexandre Desplat con algo más de fundamento que lo que solemos escuchar en los últimos tiempos en el séptimo arte en general y con un guión que tiene de todo para gustar a TODOS, ‘El origen de los guardianes’ consigue además eso que sólo está reservado a las mejores cintas animadas: poner a los adultos en contacto directo con el niño que una vez fueron.
- Director: Peter Ramsey
- Guión: David Lindsay-Abaire
- Música: Alexandre Desplat
- Género: Fantasía/animación // 97 minutos
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