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V. Kingdom Come

‘El mundo es suyo’…pero menos nuestro

Todavía no éramos ni Fancueva —ya sabéis, hubo una época, más o menos por el pleistoceno al ritmo que avanzan las cosas en la red, en la que nos hacíamos llamar Zona Fandom— cuando servidor, haciendo el obligado resumen final del año de lo mejor que el cine de género nos había dejado, terminaba su selección de diez títulos con un adendo que, entonces y ahora, le parecía obligado. Un adendo que por aquél entonces no estaba justificado porque, como creo dije hace algún tiempo, el cine que tratábamos era sólo el relacionado con las temáticas de la página —ya sabéis, fantástico, ciencia-ficción, anime y poco más— pero que incluí debido a que consideraba que cualquier selección del cine de 2012 no podía dejarse fuera a ‘El mundo es nuestro’ (id, Alfonso Sánchez, 2012).

Dirigida y protagonizada por dos sevillanos que se habían dado a conocer por una serie de cortos en los que encarnaban a algunos de los arquetipos más indisociables de la idiosincrasia de la capital andaluza y, por extensión, de la personalidad de la comunidad autónoma; era imposible no caer rendido ante el «arte», el cinismo, la mordacidad y la suma elocuencia que Alfonso Sánchez y Alberto López derrochaban como «canis», «grifotas» o «pijos sevillanitos». Trasladando al «Cabeza» y el «Culebra» —los «canis»— a una trama de un robo de un banco en pleno corazón de Triana, el dúo de cómicos arremetía de frente contra todo lo que se les ponía por delante, ya fuera el poder económico, el político, la Semana Santa o, en esencia, la estupidez humana y lo putrefacto de nuestra sociedad.

Desde entonces, y a sabiendas que Alfonso Sánchez ha estado estos seis años intentando poner en pie una «continuación que no lo es» centrada, en esta ocasión, en los «compadres» —los amigos pijos—, hemos estado esperando pacientes a que ‘El mundo es suyo’ (id, Alfonso Sánchez, 2018) cobrara forma y nos permitiera troncharnos de nuevo con las mil y una ocurrencias que, sabíamos, iban a rodear a las andanzas de Rafi y Fali, dos caraduras irredentos que hacen de la expresión «echarle morro» su máxima en la vida y que sólo piensan en troncos de marisco, en billetes, en el siguiente copazo, en mujeres de «cascos fáciles» y en dar el «pelotazo» para no tener que volver a «dar ni golpe» como si supieran lo que es sudar para ganarse el sustento —la mejor frase de toda la película es «¿tú sabes la de gambas que yo me he tenido que comer para llevar un plato de comida a mi casa?»—.

Bajo este esquema, y sujeto a una estructura episódica que articula el metraje a través de sucesivos sketches, ‘El mundo es suyo’ sigue a los protagonistas mientras intentan, uno conseguir el dinero que le debe a una mafia rusa, el otro llevar un vetusto traje de comunión a la finca donde se celebrará la citada ceremonia de su hijo. Encontrándose por el camino con todo tipo de personajes de la pintoresca española —que van desde los políticos corruptos, a los homosexuales desviados pasando por el gitano narcotraficante, el regente de un burdel o el cacique a la derecha ideológica de Franco— el primer problema que acusa la cinta de Sánchez es lo alocado de su discurrir y lo poco cosidos que están entre sí los diferentes retales que conforman el tapiz global del metraje.

A ello se une, por una parte, el excesivo blanqueamiento del guión —esto, según he llegado a saber, ha sido debido a injerencias externas y no a decisión propia de los guionistas— que sólo roza la mala baba y la carga de crítica que impregnaba la totalidad de ‘El mundo es nuestro’ y, por la otra, la incontrolada teatralidad que acusan todos los intérpretes sin excepción. De acuerdo, es una parodia de sal tirando a gruesa, pero eso no sirve para hacer más fácil el que traguemos con el exageradísimo tono bajo el que se arropan la pareja protagonista y todo el elenco, siendo especialmente significativo, por lo poco que funciona con respecto a la anterior, esa periodista de medio pelo interpretada por Mari Paz Sayago.

Con todo, y aunque la dirección oscila dando constantes vaivenes, hay momentos muy buenos en éste último apartado —también algunos de vergüenza ajena, ¿eh?— y el guión, aún con los problemas que hemos apuntado, deja espacio para muchas puyas de esas que van como dardos envenenados contra ciertos estamentos de «casta» de la sociedad española. Sería interesante saber, dado lo afilado de dichos dardos, qué se quedo en el tintero y cuál hubiera sido la «versión del director» de ‘El mundo es suyo’ porque, reitero, lo que nos ha llegado convence sólo a intervalos y deja un regusto algo agridulce o algo más amargo si, sobre todo, se la compara con la genialidad de su antecesora.

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2 comentarios en «‘El mundo es suyo’…pero menos nuestro»

  1. El Rafa y el Fali…ayer fue el día del compadre, de hecho :-). La trama de la primera me pareció una maravilla, desde la parte más costumbrista (ay esa cofradía de Nuestra Señora del Enterismo) hasta las cargas de fondo a cada estamento de la sociedad representado en los rehenes (ese obrero intentando cobrar el paro con el traje de faena demostró que no dejaban títere con cabeza). Siendo yo cántabro y mi mujer sevillana, me sentí más identificado con la policía de Burgos que no se enteraba de nada, pero las gracias las cogía todas después de años de formación sevillana.

    Por eso me da bastante pena que la nueva peli no haya estado tan bien por lo que decís. No puedo decir que la esperara como al episodio IX o a la nueva de Harry Potter pero sí que tenía expectativas.

    • Es que ‘El mundo es nuestro’ dejó el pabellón muy, pero que muy alto, y las puñeteras expectativas juegan siempre muy malas pasadas.

      De todas formas, algo que me he dejado por decir en la entrada es que el efecto sorpresa de mucho de lo que pasa en la peli me lo auto-arruiné cuando fui con mi señora el pasado mes de octubre a ver ‘Los compadres’, la obra de teatro que, o bien adapta este guión, o fue la semilla de la que nació la peli: en ella estaban los mejores chistes del metraje, y aunque en cine la historia luce muchísimo mejor que sólo con ellos dos encima del escenario, saber por dónde va a discurrir todo de antemano no es la mejor opción posible.

      Dicho esto, Jorge, te animo a que os acerquéis tu esposa y tú a verla, que Sevilla sale espectacular y hay momentos que, aunque no llegan a la altura del descabezamiento sin miramientos de la anterior, son dignos de echar unas risas.

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