Es tiempo de turrón, excesos alimenticios, polvorones, mazapanes, excesos alcohólicos, cabalgatas, regalos, más excesos alimenticios, trasnoches, campanadas, uvas y, cómo no, de estrenar toda aquella cinta animada que sea susceptible de arrastrar a legiones de infantes (y a sus sufridos padres) a las salas de cine…palomitas en ristre a ser posible. Y si normalmente las distribuidoras hacen acopio para estas fiestas de producciones de procedencia a cada cuál más oscura, este año parecen haber aprendido la lección. Así, en cuatro días tendremos en nuestras pantallas a ‘Rompe Ralph‘ y este fin de semana ya podemos disfrutar de ‘El alucinante mundo de Norman‘.
Aprovechando la fiebre zombi que actualmente lo inunda todo, la cinta dirigida por el novato Chris Sanders y el más veterano Sam Fell (responsable de, por ejemplo, ‘Ratónpolis‘) sigue las aventuras de Norman, un niño apocado con gran imaginación que tiene una peculiaridad que lo diferencia de lo que podría haberse ajustado a dicho arquetipo de personaje, Norman ve y habla con fantasmas. Tachado en la escuela de freak, tomado por demasiado peculiar por su insustancial padre y rechazado de pleno por su “pijiguayquetepasas” hermana mayor, Norman no puede imaginar que se convertirá en el héroe que su pueblo necesita para escapar de la antigua maldición de una bruja.
Rodada con la técnica de stop-motion, muchos son los valores que podemos encontrar en ‘El alucinante mundo de Norman’ que la convierten, no ya en una propuesta fresca y bastante alejada de los estándares de la animación más generalista, sino en una película que, una vez más, encuentra en el público más adulto su objetivo perfecto.
Y esto es debido a un factor fundamental, el hecho de que la temática de la cinta, con zombis, fantasmas, brujas y eventos apocalípticos, aluda bien poco a los más pequeños de la casa; algo que quedaba refrendado en la sala de cine cuando muchos de los niños y niñas que habían acudido en tropel a verla hacían comentarios a sus padres acerca del miedo que estaban pasando. Quizás este no sea un escollo que más de un padre desaprensivo considere como tal, pero como progenitor, yo cuidaría bastante de llevar a mi hija a una cinta de “dibujitos” sin antes tener plena certeza de la correcta adecuación a su edad que la cinta posee.
Al margen de lo ya comentado, ‘El alucinante mundo de Norman’ guarda para sí algún que otro momento que sólo los adultos amantes del cine en general y del cine de terror en particular podrán apreciar, como la melodía del móvil del protagonista y otros que me callaré para no sabotearle la sorpresa a nadie.
En el plano estrictamente artístico, tres son los aspectos que más llaman la atención de la producción animada. El tratamiento que se le da a los personajes, el espectacular uso de la técnica con la que está rodada, y el estupenda banda sonora que Jon Brion compone para la ocasión apartándose de las peculiaridades que hasta ahora le habíamos escuchado.
Por más que jueguen con arquetipos a lo largo y ancho de todo el “reparto”, el guionista de la cinta se las apaña para apartar a todos sus personajes de la larga sombra que aquellos proyectan para dar con una sutil pero perfecta nota de originalidad, algo que podemos observar tanto en Norman, como en su hermana, su amigo Neil, el fortachón de Mitch o el gamberro Alvin. Todos ellos tienen un momento en el que podemos entrever el esfuerzo de Chris Butler por aportar algo más que diferencie a sus creaciones de las simples tipologías asociadas a los “actores” de un filme animado.
En lo que a la animación respecta, cuesta trabajo creer desde que comienza hasta que termina la proyección que estemos asistiendo a un filme animado por stop-motion (con todos los añadidos digitales que se quieran, pero stop-motion a fin de cuentas). La perfección que se ha alcanzado en esta técnica, queda potenciada en este caso por un 3D más que correcto que vale, no es la maravilla de ‘El hobbit’, pero tampoco pretende serlo y habla mucho de la gran personalidad que este filme atesora de principio a fin.
- Director: Chris Butler y Sam Fell
- Guión: Chris Butler
- Género: Animación, terror, fantasía // 92 minutos
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