La ciencia avanza que es una barbaridad, pero sólo para poder ser vendida, parece decir Desafío Total. ¿Has soñado con ser algo más que un simple terrícola? ¿Con tener más aventuras que las que se le presuponen a un hombre normal y corriente, a uno más entre la masa? Doug Quaid (Arnold Schwarzennegger) sí, y la última tecnología en viajes permitirá que su cerebro recuerde haber estado en Marte, como agente secreto, con mujeres hermosas, paisajes exóticos y una gran conspiración mundial.
La pena es que a Quaid hay algo que no cuadra: ¿y si realmente él estuvo en Marte anteriormente siendo un espía? ¿Podrán superponerse los falsos recuerdos a los que eran verdaderos pero habían sido borrados? Así comienza el éxito que Paul Verhoeven creó a partir de un relato de Philip K. Dick (‘Podemos recordarlo todo por usted’) y que contó con el guión de Ronald Shussett y Dan O’Bannon.
Así comienza también una de las mejores muestras de buen cine de ciencia ficción y acción, de blockbuster con sentido y gracia. Así comienza también un largo juego de espejos en el que un James Bond del futuro que no sabe quién es debe discernir si tiene amnesia o realmente es un donnadie, mientras a su alrededor el planeta Marte se descompone.
En ella, Paul Verhoeven vierte de manera sutil algunas de sus principales obsesiones: adiós a los prototipos hollywoodianos como protagonistas, hola a la ambigüedad, a la puertas falsas de la realidad, a los finos límites entre la verdad y la mentira. El director holandés, que aún no había caído en desgracia con la industria de la Meca del Cine, repitió en el género de ciencia ficción con una golosina que parecía diseñada para él. Gran parte de culpa del poso ambiguo del film reside en su habilidad como director.
Porque bajo la primera lectura, esa impagable película de acción y de grandes efectos especiales, hay muchos matices. Por ejemplo, cómo Verhoeven y su equipo utilizan muchas de las constantes del cine distópico de ciencia ficción para ponerlas siempre en tela de juicio. En una película “normal”, un héroe se enfrentaría a una sociedad que en busca de la perfección se ha ido al carajo.
Por contra, en Desafío Total, el héroe no es tal y la presunta perfección social se ha visto reducido a mera negocio: tú paga y nosotros te implantamos recuerdos. Tu vida será mejor por unos momentos gracias a unas vacaciones que nunca tuviste. Ahí se acaba todo: la utopía era esto.
Igualmente se puede pensar de lo que acontece en Marte. En otras películas de ciencia ficción al uso se hubiera acentuado el lado malvado de los que lo dirigen con mano férrea y se hubiera pontificado sobre las bondades de los desplazados. En Desafío Total no hay tiempo para eso: como ni el espectador ni el protagonista saben si lo que está pasando es real, el guión juega con acentuar los típicos giros de las historias, hasta que todo se vuelve tan absurdo y pasado de rosca como un mal sueño. O como un recuerdo implantado por malos guionistas.
Ahí radica la maestría de Desafío Total: en su constante juego estructural, en sus muchas capas de lectura, en su continua paranoia. La buena mano para incorporar un discurso así al cine de palomitas ha influido radicalmente en otras películas con planteamiento similar, como eXistenZ (por cierto, Cronenberg estuvo a punto de dirigir Desafío Total) o Matrix.
Pero, por si fuera poca esa razón para incluirla en esta lista distópica, aquí van, del tirón, unos cuantos detalles para la historia:
- La banda sonora de Jerry Goldsmith, incorporada enseguida al imaginario popular.
- La escena del implante del recuerdo en Memory Call.
- La secuencia de la persecución con rayos x incluidos, que bien vale para justificar un Oscar automático a los mejores efectos especiales (no hubo otras nominadas porque nadie en 1990 estuvo a la altura de lo que Desafío Total planteaba en el terreno visual).
- La fotografía luminosa de Jost Vacano, que demostró que se podía rodar ciencia ficción sin necesidad de seguir el código ultraoscuro que habían marcado Alien y Blade Runner.
- La prostituta de tres pechos.
- Uno de los chistes más desternillantemente chungos que Arnold ha hecho en toda su carrera (“Considérate divorciada”)
- Y Kuato, el profeta marciano que tantos chistes ha propiciado en España por su parecido a cierto político catalán ya retirado.
Vídeo | Youtube
En Zona Fandom | Especial Cine Distópico
Los comentarios están cerrados.