Reciben muchos nombres: el Ying y el Yang, el Tira y Afloja…
Fui a ver ‘Airbender: el último guerrero’ tratando de estar desprovisto de prejuicios hacia su director, M. Night Shyamalan. Tarea difícil, lo sé, teniendo en cuenta que lo último que vi de él fue la insulsa ‘El Incidente’ en la que, irónicamente, no sucedía nada. ‘Airbender’ me sorprendió, porque resultó ser una preciosidad y muy entretenida. Pero esos son méritos más del departamento de efectos especiales y el de fotografía que del director.
Y cuando hablamos de escenas de batallas o de diálogos entre personajes, Shyamalan demuestra una total incompetencia. Parece como si no fuera capaz de lograr una escena coherente cuando hay más de dos personajes en pantalla. De hecho, el patetismo de la escena es inversamente proporcional al número de participantes: los duelos son coreografías impresionantemente hermosas, mientras que las batallas son increíblemente ridículas y absurdas.
Pese a todo, el conjunto resulta agradable, siempre que obviemos esas escenas (que comentaré más adelante). Sobre unos escenarios sobrecogedores discurre un argumento interesante, un mundo de magia elemental muy rico y con grandes posibilidades como saga. Quién sabe si por culpa de estos errores de dirección llegaremos a ver qué hay más allá desde ‘Libro Primero: El Reino del Agua’.
El mundo de ‘Airbender’ está dividido en cuatro reinos, cada uno asociado a un elemento. Algunos de sus habitantes, los maestros, tienen habilidades especiales para controlar su elemento natal. El equilibrio entre las naciones lo mantiene el Avatar, una deidad que es capaz de controlar todos los elementos, y que cada cierto tiempo renace en el seno de uno de los reinos.
Hace cien años, el Avatar iba a renacer en el Reino del Viento, pero esto nunca sucedió. Sin su figura, el equilibrio se perdió, y el Reino del Fuego sometió al del Viento, acabando con la vida de todos sus maestros. Pronto los Reinos de la Tierra y del Agua quedaron bajo el control del Fuego. Pero la aparición de Aang, un joven Maestro del Aire de gran poder, despertará las sospechas: ¿habrá reaparecido el Avatar?
En su camino, Aang deberá aprender a dominar otros elementos. Cuando los maestros tratan de moldear su elemento ejecutan bellísimas coreografías, con unos efectos especiales tan correctos que no los percibes como efectos, lo que es muy buena señal. Cuando dos personajes se enfrentan en un duelo cara a cara, el choque de elementos y los movimientos de artes marciales impresionan.
Ay, pero cuando asistimos al primer enfrentamiento en grupo… el cine entero se queda a cuadros. Vamos a ver… si tienes retenidos a un grupo de maestros de la tierra, ¿los tendrías en una zona de tierra suelta? ¿pondrías a tres maestros del fuego a vigilar a un grupo de 50 maestros de la tierra? Si tres tíos aterrizan en mitad del campo de detención en un monstruito volador, ¿te quedarías simplemente mirando? Cuando estos animan a los de la tierra a sublevarse, ¿pondrías los brazos en jarra y mirarías extrañado? Y si ves que la cosa se pone violenta, ¿mandarías a los tres maestros del fuego uno cada vez, en fila, para ir recibiendo sopapos por turnos?
Pues de ese corte son las escenas de batallas: Ridículas, absurdas, y mal ejecutadas. Y no hablo de la gran batalla final por no contar spoilers… pero vamos, que si estoy de vuelta del mercado con la compra y veo a un grupo de tíos con uniforme enemigo, no me quedo mirando con cara de embobado sin hacer nada. Penoso. No se ha visto semejante pasividad desde los guardias del Castillo del Pantano en ‘Los Caballeros de la Mesa Cuadrada’.
Sobre las actuaciones de varios de los protagonistas podría echar pestes, pero voy a ser cauto por un motivo: el doblaje. Si alguien se sigue creyendo el bulo ese de que en España se hace muy buen doblaje, que vea ‘Airbender’ y después me cuente si sigue opinando bien de nuestro doblaje. Cada vez que los compañeros de Aang hablan da la sensación de que no tienen ganas de vivir.
También es una prueba de que aquí se hacen unas pésimas traducciones, aunque eso sí que lo sabíamos de sobra. O si no, leed la cita que encabeza el artículo, y que convierte casi en un chiste uno de los momentos de mayor profundidad de la película. Como sinónimos de “Ying y Yang”… ¿“el Tira y Afloja”? Me da igual si el original dice “pull and push” (que no lo sé), pero favor, tengan un mínimo de criterio. ¿De verdad no se les ocurrió “acción y reacción”, “luz y sombra”, “día y noche”…?
Pese a todo, ‘Airbender’ es visible y disfrutable, siempre que pongamos el cerebro en “modo off” en los combates grupales. Cuando aparecen los títulos de crédito, sólo queda una pregunta en el aire: ¿se habrá cargado Shyamalan toda posibilidad de que haya una continuación de la saga? Y si por suerte esto no es así, ¿podría encargarse otro, por favor? El resto del equipo técnico puede quedarse, gracias.
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