Continuamos nuestro camino por las procelosas aguas de las 20 peores adaptaciones de cómic a película (a mi juicio, que se puede compartir o no y siempre agradecemos vuestros comentarios al respecto).
Si ayer teníamos nombres míticos de DC como Superman, hoy encontramos a uno muy carismático de Marvel, que además en breve va a reanudar su franquicia y esperemos todos que con mejor suerte que en su primera incursión. Además, llega el primer nombre español. Por la foto queda claro cuál.
15. El Cuervo: City of Angels
El cuervo vio, en su primera adaptación, una película con pulso, ritmo y ambiente. Y se benefició de ello y también de la trágica muerte de Brandon Lee, que alimentó el mito. Pero el segundo intento fue mucho peor: el nuevo directo, Tim Pope, repitió el esquema, aunque no los aciertos.
Aquí el ritmo, más que vertiginoso es atropelllado; la historia importa poco, la violencia es demasiado gratuita y la ambientación no acaba de funcionar tan bien como en la primera. Un final anticlimático y, sobre todo, las comparaciones con la primera película acaban por rebajar el crédito de la segunda parte de El Cuervo. ¿Me pueden las expectativas que puse en ella? Seguramente.
14. Mortadelo y Filemón: Misión salvar la tierra
Hay que asumir que no todo se puede trasladar de un lenguaje a otro. Y los cómics de Ibáñez no son una aventura fácil para poner en movimiento. Si la primera película ya era una pequeña decepción (pese a que Fesser parecía el hombre ideal para llevar el proyecto), la segunda parte, con Miguel Bardem a la dirección, demuestra los peligros de intentar imposibles.
El diseño de producción es exquisito y ahí sí que el mundo de Mortadelo y Filemón se plasma con éxito, pero la historia flaquea, con un guión pesado, repleto de gags con menos gracia de las que pensaban sus escritores y que renuncia a la tradición del slapstick (la comedia de golpes y tortazos) en busca de algo que no era necesario: profundizar en los personajes protagonistas. A Misión, Salvar la tierra le puede su excesiva seriedad: Fesser era más gamberro y con un humor mucho más sútil. Salvan la función los interpretes y el apartado visual, pero falta espíritu.
13. Steel, un héroe de acero (1997)
Blaxploitation en estado puro y de la peor calaña. No sé si seré yo sólo, pero le tengo especial cariño al personaje de Acero, que tuvo su importancia en El reinado de los superhombres (la saga que se inició tras la muerte de Superman) y que ahora, en 52, ha vuelto a cobrar merecido protagonismo. Lo que pasa es que su película fue concebida como un producto para sacarle el dinero al público negro de los EEUU. Y, claro, para eso (pensaron los productores) sólo necesitas un héroe negro y poco más.
Así que el guión tiene ratos esperpénticos, de auténtica risa, con matices sociales tomados por los pelos y a contrapié, que luego se olvidan para centrarse en los mamporros. El casting es brutal, empezado por ese Shaquille O´Neal que no vale nada como actor, pero también por unos secundarios que empobrecen aún más el tono. ¿Dirección de actores, he oído preguntar? No, de eso aquí no se estila.
Henry Irons se merecía algo más. Bastante más.
12. The Punisher
La de Dolph Lundgren aún tenía su cosa, pero ésta, con Travolta haciendo el tonto no tiene nombre. Thomas Jane como Frank Castle da el pego, pero después de un comienzo esperanzador, la película se despeña por el precipicio. No sé, a alguien se le debió olvidar que el film tenía que durar casi dos horas y, cuando empezaron el rodaje, tuvieron que escribir el guión a todo prisa. O algo así.
Tiene narices: he consultado el presupuesto de una película que parece de serie B y aquí se gastaron 30 millones de dólares. Sus facturas deben ser como las del Ayuntamiento de Marbella, porque tanto dinero no luce para nada en el film.
11. Capitán América (1990)
Decepcionante es la palabra. Actores de baja calidad, escenas de acción
pobrísimas paupérrimas, efectos especiales poco sorprendentes y tufo apestoso a serie B, por no hablar del irrisorio maquilla de Cráneo Rojo, digno de pasar a los anales de cómo no adaptar nada.
Lo peor que se puede decir de ella es que, tras verla, no te dan ganas de ir a por los cómics del Capitán América: ni el personaje sale favorecido ni los creadores de este film parecen haber entendido nada de los conflictos y subtramas que el Capi ha tenido cuando los guionistas de sus cómics le han tomado en serio (que no ha sido siempre, eso es cierto). Tras verla, se me quedó la sensación de que todo se hizo con demasiada prisa y eso que el hijo de JD Salinger está bastante sobrio en su papel. Pero la peli tiene el mayor peligro de todos: aburre a las ovejas.
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