‘Los Eternos Volumen 6: ¿Dices Que Quieres Una Revolución?’, el legado del Rey

La sexta entrega de este mini coleccionable dedicado a Los Eternos nos deja la maxiserie de doce números aparecida en el año 1985, un material bastante goloso para muchos aficionados puesto que estamos ante unos tebeos que permanecían inéditos en nuestro país así que la ocasión que se presenta para hacerse con ellos es inmejorable. Una docena de comics cuyas primeras entregas vienen firmadas por la dupla Peter B. Gillis y Sal Buscema y que sería continuada por Walter Simonson junto a Keith Pollard y Paul Ryan, nombres todos ellos que son sinónimo de profesionalidad y buenos resultados. Reeditada al mismo tiempo por Marvel aprovechando el pasado estreno de la versión cinematográfica de los personajes, este ‘Los Eternos Volumen 6: ¿Dices Que Quieres Una Revolución?’ nos trae un relato en el que vamos a presenciar una nueva situación para los dos bandos de la historia, Eternos y Deviantes. Muertos sus líderes anteriores, ambas facciones estrenan jerarquía, Thena por el lado Eterno y Ghaur por el Deviante. Este último tendría su momento de gloria años después en el evento ‘Atlantis Ataca’ y aquí, su objetivo principal, será encontrar un Celestial en la Tierra para aprovecharse de su poder. El guionista aprovecha para presentar nuevos personajes ya que los últimos acontecimientos han dejado bastante debilitadas las filas de ambas formaciones (muertes y salidas al espacio en Uni Mente).

Con el descubrimiento de unos Deviantes que aún pueden dar mucha guerra comienza esta continuación de la épica saga iniciada por Jack Kirby (el material contenido en este sexto tomo está considerado como el verdadero segundo volumen de los personajes). El trabajo de Gillis es tan académico como aséptico, sabiendo aprovechar al máximo las posibilidades de unos personajes que ya brillaron gracias al Rey. Introduce ideas propias para enriquecer su mitología y, al mismo tiempo, continúa con mucho de lo expuesto con anterioridad. Sin embargo, Jim Shooter, parecía no estar demasiado contento con los resultados y en el noveno número decide sustituirlo por un Simonson que le pone ganas pero que no cuenta con el tiempo necesario para poder brillar como suele hacerlo. La parte gráfica corre a cargo del siempre notable Sal Buscema, uno de esos artistas que ha dejado su huella en multitud de colecciones y que, con estos Eternos, vuelve a desplegar un festival de poses inconfundibles. Su marcha coincide con la de Gillis, dejando su sitio a los mencionados Pollard y Ryan, dos artistas para todo de La Casa de las Ideas que, desafortunadamente, se encuentran un peldaño por debajo del menor de los Buscema. Aún así, la serie se lee con el suficiente interés como para disfrutarla de principio a fin, dejándonos una lectura tan curiosa como de gran valor material.