'Giant Days Volumen 12', con el final en el horizonte

Sería para sentir algo de vértigo y, sobre todo, algo de miedo. No estamos ante una serie recién llegada a las librerías, el primer número que nos vamos a encontrar al abrir este ‘Giant Days Volumen 12’ es el cuarenta y cinco, muy cercano al medio centenar y cuando hablamos de estas cifras el fantasma del desgaste suele aparecer en la lejanía para asustar al respetable y a los autores implicados. Sin embargo, las aventuras universitarias de Susan, Esther y Daisy han sabido evolucionar para no quedarse anquilosadas, manteniendo la misma frescura de la que hacían gala en los primeros volúmenes. Pero lo que más nos llama la atención es la madurez que han alcanzado nuestras amigas, dejando a un lado todas las cuestiones y asuntos estudiantiles para dejar paso a temas más “serios”, cuestiones relacionadas con la vida cotidiana: parejas, proyectos futuros, etc… Y todo esto ha ocurrido delante de nuestras narices, casi sin darnos cuenta nos hemos hecho mayores a la misma vez que ellas y quizás ese sea el mayor logro del guionista John Allison, ha sabido cambiar el foco del interés de su serie y el resultado final no se ha resentido lo más mínimo, al contrario, todo parece haber mejorado y ganado en calidad. Y pueden estar tranquilos ya que a pesar de toda esta supuesta “seriedad”, el trabajo del guionista británico sigue siendo tan divertido y jocoso como siempre.

Para que sean conscientes de estos cambios y no crean que nos estamos inventando tal afirmación, las primeras páginas de este nuevo volumen tendrán como elemento principal de la trama un problema tan serio como es el alcohol. No va a ser lo único llamativo, esperen a pasar páginas y verán como el relato que le sigue adquiere cierta tonalidad noir que le sienta de maravilla. Ya ven, sorpresa e innovación van cogidas de la mano. Se completa esta duodécima entrega con un par de historias en las que Daisy se prepara para obtener el carnet de conducir y otra centrada en la boda del hermano de McGraw. A nadie va a coger por sorpresa la habilidad que demuestra Allison a la hora de “manejar” a las protagonistas y, sobre todo, rodearlas de personajes secundarios que aportan muchísimo en todas las situaciones, ya sean cómicas o dramáticas. Hasta se permite el lujo de mostrarse un poco caótico a la hora de presentar las distintas líneas argumentales, cortando algunas para saltar a otras sin previo aviso o haciendo desaparecer a personajes que tenían su “peso” en lo que se nos había contado en la página anterior, da igual, todo fluye de manera natural y no afecta en absoluto la diversión. La habitual Max Sarin (ayudada por el propio Allison) sigue encargándose del aspecto visual de la colección, imprimiéndole un estilo único que se ha convertido en una seña de identidad propia. Y sí, hay que despedirse anunciando que tan solo nos quedan dos volúmenes más para despedirnos de una de las series más entrañables que han pasado por nuestras manos. Hay que ir preparándose para soltar alguna lagrimita.